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Tal es mi parecer, en substancia; y si aún os resulta largo, os le condensaré en dos axiomas, que no por ser vulgarísimos, dejan de ser muy dignos de que meditéis sobre ellos: La piedra movediza no cría moho. Más vale ser cabeza de ratón que cola de león.

En este caso hallamos, que el principio de la precedencia es el mismo principio de causalidad; y como para soltar las dificultades, hemos tenido que prescindir completamente de la duracion en misma, nos hallamos con que el principio de causalidad, si ha de quedar fuera de duda, y ha de ser contado entre los axiomas, no puede fundarse sino en la contradiccion entre el ser y el no ser; en la imposibilidad de concebir un ser que aparece de repente, sin que le preceda nada mas que un puro no ser.

Al indicar esto, no es mi ánimo desconocer la diferencia que hay entre los teoremas y los axiomas, sino llamar la atencion sobre una doctrina que me propongo desenvolver al tratar de la evidencia mediata. En el presente capítulo, no me ocuparé de esta cuestion; ó me ceñiré á la evidencia en general, ó trataré tan solo de la mediata.

Estas verdades se enuncian en las proposiciones llamadas per se notæ, primeros principios ó axiomas; en las cuales basta entender el sentido de los términos, para ver que el predicado está contenido en la idea del sujeto. Las proposiciones de esta clase son pocas en todas las ciencias: la mayor parte de nuestros conocimientos es fruto de raciocinio, el cual procede por evidencia mediata.

Los falsos axiomas, las proposiciones demasiado generales, las definiciones inexactas, las palabras sin definir, las suposiciones gratuitas, las preocupaciones en favor de una doctrina, son abundantes manantiales de percepciones equivocadas ó incompletas y de juicios errados. Axiomas falsos.

¿Qué son todos los axiomas? ¿qué todas las proposiciones que se llaman per se notæ? no son mas que expresiones en que se afirma un predicado que pertenece á la esencia del sujeto ó está contenido en su idea.

Don Juan decidió poner en práctica uno de sus más profundos axiomas, que dice: «Conviene a veces, para lograr una mujer buena, utilizar los servicios de otra maleada». No se crea por esto que pensó en recurrir a ninguna corredora de alhajas, prendera a domicilio, o cualquiera otra congénere de la famosa vieja que perdió a Melibea: no buscó quien hiciese de demonio tentador, sino simplemente quien le despejase el camino.

«El carácter particular de esta especie de evidencia llamada demostrativa, y que tan marcadamente distingue las conclusiones matemáticas de las de otras ciencias, es un hecho que debe haber llamado la atencion de cualquiera que conozca los elementos de la geometría; y sin embargo yo dudo que su causa haya sido señalada de una manera satisfactoriaLocke nos dice: «lo que constituye la demostracion es la evidencia intuitiva de cada paso del raciocinioconvengo en que si esta evidencia faltase en un solo punto, toda la demostracion se arruinaria; mas no creo que la evidencia demostrativa de la conclusion dependa de esta circunstancia, aun cuando añadiésemos esta otra condicion sobre la cual Reid insiste mucho: «que para la evidencia demostrativa es necesario que los primeros principios sean intuitivamente ciertosAl tratar de los axiomas, hice notar la inexactitud de esta observacion, manifestando además que en las matemáticas, los primeros principios de nuestros raciocinios no son los axiomas sino las definiciones.

Esto sucede aun suponiendo mucho trabajo de parte de quien establece la proposicion general; ¿qué será, si atendemos á la lijereza con que se las suele formar y emitir? Las definiciones inexactas. De estas puede decirse casi lo mismo que de los axiomas; pues que sirven de luz para dirigir la percepcion y el juicio, y de punto de apoyo para afianzar el raciocinio.

Algunos axiomas son engañosos; la proposicion es particular porque el sujeto está restringido por el adjunto alguno. Gonzalo de Córdoba fué insigne capitan; la proposicion es singular, por serlo el sujeto. Para ser singular la proposicion, no es preciso que el nombre sea propio, basta una palabra cualquiera que lo determine; como si digo: esta moneda es falsa.