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Actualizado: 24 de junio de 2025


A nuestras góticas catedrales y á nuestros moriscos palacios les encuentra el defecto de que al pié de sus muros se alce la albahaca silvestre y el agreste tomillo, circunstancias poco en consonancia con los monumentos franceses.

Si nunca pudo sacudir de la prístina ignorancia, en el andar, y en el vestir y hasta en el saludar, fue consiguiendo paulatinos progresos, y se necesitaba ser un poco antiguo en Vetusta para recordar todo lo agreste que aquel hombre había sido. Desde el año de la Restauración en adelante pasaba ya Ronzal por hombre de iniciativa, afortunado en amores de cierto género y en negocios de quintas.

Desde que se atraviesa el centro de la estrella lacustre llamado Kreuztrichter, y se pasa por en medio de Woegis y Kirsiten, teniendo á la izquierda la costa del canton de Schwyz y á la derecha la del de Unterwalden, todo cambia de aspecto y adquiere el sello de la majestad y la hermosura agreste.

La cascada de los Peregrinos es determinada por un torrente que, descendiendo á saltos y casi perpendicularmente por entre las fracturas del cerro, recoge sus aguas en una especie de taza granítica, en el fondo de una rambla profunda, destrozada y sombría, y se lanza luego en semicírculo á una hondura de 50 metros, escondiendo su hermoso chorro entre una vegetacion enteramente agreste.

Sin embargo, semejante contingencia era aterradora, porque, si realmente era sabido que había descifrado el registro, entonces nuestros enemigos darían, ciertamente, todos los pasos necesarios en Italia para impedir que descubriéramos el secreto que yacía en ese punto de las orillas del tortuoso, agreste y desierto río Serchio.

En su agreste retiro, la familia de Gláfira se había resistido a hacerse cristiana y guardaba vivos y frescos, por tradición, los recuerdos del paganismo. Hasta se jactaba de poseer virtudes mágicas y prendas sobrenaturales, adquiridas por iniciación en venerandos y primitivos misterios.

Desde la agreste cumbre, suelta, hervorosa, su penacho de linfas la catarata: en él dibuja el iris su franja hermosa, que el lago en sus cristales después retrata. Por tu atmósfera vírgen, urna de aromas, donde sus róseos labios la aurora imprime, vuelan y se acarician blancas palomas, suspirando de amores himno sublime.

Era aquella naturaleza agreste y sombría, y hacíanla pavorosa los muchos saltos de agua que se despeñaban de los riscos, el continuo lamentar de la corriente del río detenida por las peñas y la falta de sol que ocultaban ya en aquella hora las dos altas montañas. Currita, sentada en el pescante, sombría como la naturaleza y no como ella en calma, daba vueltas en su memoria a la carta de Loyola.

En efecto, la carretera terminó bruscamente cerca de una fuerte apretura de los montes, donde se asentaba un caserío de poca importancia. Desde allí siguieron por un camino tan pronto ancho como estrecho, que faldeaba la montaña a semejanza de la carretera, y estaba sombrado a largos trechos por los avellanos de las fincas lindantes. El paisaje era cada vez más agreste.

Antes me canso yo que él, y no queda vericueto, ni lugar agreste, ni cima de cerro escarpado en estas cercanías, a donde no lleguemos.

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