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Los barcos que se construyen en el astillero de Donsol son bien conocidos, lo mismo que las composiciones y carenas que allí se llevan á cabo por aquel pueblo de trabajadores, sujeto á una disciplina y reglamentación perfectísima. Dentro del astillero hay academia de música y escuela: y al dejar el carpintero el escoplo y el martillo el herrero, se oyen los ecos de una nutrida y afinada música.

Cuando cundió el regocijo y se aumentó la animación de todos, Juanita los formó en círculo, asidos de las manos, y se puso a cantar con mucha gracia y con muy afinada y buena voz, aunque no había estudiado música, el célebre cantar del conde de Cabra: Yo no quiero al conde de Cabra, conde Cabra, ¡triste de !, que a quien quiero solamente, solamente es, ¡ay!, a ti.

Hasta la una de la noche, aunque la animación y la alegría fueron grandes, bien se puede afirmar que en la reunión apenas hubo el menor incidente digno de censura. Al contrario, todo fue estético, artístico y literario. Las piratininganas recitaron lindamente sentidos versos de la Marilia de Dirceo; las muchachas de Canarias cantaron seguidillas y coplas de fandango; cantaron londums las mulatas; la negra bailó con gran primor y salero, y entonó, por último, Catalina tan afinada y primorosamente varias canciones alemanas, que por unanimidad confirmaron todos su nombramiento de reina de la fiesta. Llegó la hora de cenar, y Catalina, como tal reina, dio el brazo a Pedro Lobo para ir al salón del banquete. Ella iba a presidirle, y, por extranjero y persona de más cumplimiento y ceremonia, sentó a su derecha a Pedro Lobo, mas no sin decir a Arturito que al otro lado suyo tomase asiento en la mesa.

Sus movimientos eran sueltos y graciosos, su sensibilidad tan afinada, que la menor agitación les hacía dar saltos enormes. Ulises pensó en la esclavitud que había impuesto la Naturaleza á estos animales dándoles su hermosa envoltura defensiva. Nacían acorazados, y el crecimiento les obligaba repetidas veces á cambiar de armadura.

Recorrida, pues, y afinada la arpa, Altisidora dio principio a este romance: ¡Oh, , que estás en tu lecho, entre sábanas de holanda, durmiendo a pierna tendida de la noche a la mañana, caballero el más valiente que ha producido la Mancha, más honesto y más bendito que el oro fino de Arabia!

, cuando no hay una sensibilidad más o menos afinada, o exagerada, que no engaña, y lleva en cambio a la fatalidad de la pasión real, profunda. , como yo, estamos destinadas a una excesiva dicha o a un sufrimiento mortal. Por eso te quiero tanto, Adriana, como a una hermana, suceda lo que suceda.