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Presentóles la batalla, que admitieron audaces, haciéndoles una larga y obstinada resistencia, hasta que derrotados y puestos en una vergonzosa desordenada fuga, dejaron sembrados de cadáveres y despojos, á disposicion del vencedor, los eminentes cerros que tenian por inespugnables.

Presentaron de nuevo la batalla, que admitieron los vecinos: pero apenas se empezó el ataque, volvieron á ocupar las eminencias, excepto 14, que fueron muertos con unos de sus capitanes, cuya cabeza se enarboló en la punta de una lanza.

Impio consejo fuera él de los Catalanes, y pernicioso para su libertad, si los Turcos que admitieron en su favor fueran superiores en fuerzas, porque entonces libremente pudieran introducir su secta, y hacer daño á su fe, y juntamente oprimir la libertad de quien les llamó.

Y como ponderaba grandemente San Agustín, a cuantas Naciones vencieron los Romanos, a todas las admitieron a la Gloria de asociados y les participaron su nombre.

A pesar de la delicadeza de don Víctor, quedó decretado que su mujer y él y los criados que quisieran llevar, irían a pasar aquellos meses que pedía Benítez en el Vivero, donde serían dueños absolutos.... Nada, nada, los Marqueses no admitieron objeciones. «¿No eran parientes?». «Cierto que » tuvo que responder, muy orgulloso, Quintanar.

Y á juzgar por lo que estas mismas personas decían, las últimas palabras del moribundo no admitieron, ni aun siquiera remotamente, que hubiera habido, de su parte, la más leve relación con la culpa que obligó á Ester á llevar por tanto tiempo la letra escarlata.

Estas literales cláusulas hacen ver con claridad que SS. MM. Católica y Fidelísima admitieron la propuesta subrogacion de rios, no absolutamente, sino por lo que se les informó, y en el supuesto de no existir los rios Igurey y Corrientes.

Todos convinieron en lo que decia, y separó 350 españoles, á los que ofreció, si iban con él, juntarles indios y cuidarles de vestidos, caballos y lo demas necesario. Alegres todos, admitieron la oferta: llamó á los Cários, y preguntóles si querian ir con él 2,000? Y al punto se ofrecieron á servirle como estaban obligados.

En esto, Cortado y Rincón se dieron tan buena maña en servir a los caminantes, que lo más del camino los llevaban a las ancas; y aunque se les ofrecían algunas ocasiones de tentar las valijas de sus medios amos, no las admitieron, por no perder la ocasión tan buena del viaje de Sevilla, donde ellos tenían grande deseo de verse.