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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Pero todo ese vano ruido se apaga y se confunde. ¡Sitio, sitio! ¡Plaza, plaza! La gran palabra, la nuestra, la de nuestra época, que lo coge y lo atruena todo.
Normalmente, y sobre todo en época de creciente, derivan vigas escapadas de los obrajes, bien que se desprendan de una jangada en formación, bien que un peón bromista corte de un machetazo la soga que las retiene.
Don Fernando y doña Isabel, célebres y nunca bien ponderados reyes católicos, ocupaban los tronos de Aragon y Castilla, dando un ejemplo de moralidad y sabiduría á toda su córte, y siendo estimados altamente, no solo por la aristocrácia de su época, sino tambien por todos sus súbditos.
Nadie escoge su lugar antes de venir al mundo; ninguno puede decidir cuál será su patria y cuál su linaje. Nacemos arriba ó abajo, á capricho del azar, y amoldamos la historia de nuestra existencia al sitio que nos designó el acaso. Tampoco puede nadie escoger su época.
La sociedad meticulosa de la época prefería la desgracia de sus hijas en un claustro, a su dicha relativa en el mundo, en el que no se admitía el celibato. Las conveniencias lo mismo que el espíritu religioso de la época se oponían a este último partido.
Es una enorme masa de piedra pura, larga y angosta, y corresponde al estilo gótico de la segunda época, en que figura la combinacion de la grande ogiva y el arco pleno.
En lo que no cabe duda es en que hacia esta época trazó el plan y escribió parte de aquella obra inmortal, joya no sólo de la literatura española, sino de toda Europa.
Un ermitaño vino huyendo de allá, no se sabía por qué: tal vez por alguna sarracina de las de aquella época de guerras y atropellos, y para salvar a la Virgen de profanaciones, se la trajo a Alcira, edificando aquel santuario.
Luego, esta seguridad, que colocaba á su hijo al margen de la guerra, era su tormento. Envidió la época en que arrostraba el peligro diariamente, pero con libertad. Los periódicos hablaban de las miserias de los prisioneros, de su hacinamiento en fétidos barracones, del hambre que sufrían. La vida de comodidades de la madre resultó un continuo remordimiento.
Y desde el maître d'hôtel hasta don Joselito, comenzaron a trabajar, sin dar apenas abasto en servir a la emocionada concurrencia un lunch improvisado, un pic-nic sustancioso. Era el marqués de Butrón una de esas medianías que en los tiempos de escasas notabilidades pasan por eminencias, debiendo sólo su altura a las escasas proporciones de los hombres y cosas de su época.
Palabra del Dia
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