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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Todo era engrandecer yo mi ventura, por habérmela dado el cielo por señora: exageraba su belleza, admirábame de su valor y entendimiento. Volvíame ella el recambio, alabando en lo que, como enamorada, le parecía digno de alabanza.

19 ¿Por ventura me provocarán ellos a ira, dijo el SE

-Siempre deja la ventura una puerta abierta en las desdichas, para dar remedio a ellas -dijo don Quijote-. Dígolo porque esa bestezuela podrá suplir ahora la falta de Rocinante, llevándome a desde aquí a algún castillo donde sea curado de mis feridas.

Se había acostumbrado de tal modo a aquellas confidencias, que cuando después de alguna reyerta con Ventura no hallaba a su cuñada en casa, se ponía el sombrero y corría a buscarla al paseo, a la iglesia o donde estuviese. El mucho tiempo que pasaban juntos convidaba también a éstos desahogos. Ventura no quería salir de casa.

24 A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera al tal hombre no haber nacido. 25 Entonces respondiendo Judas, que le entregaba, dijo: ¿Por ventura soy yo, Maestro? Le dice: lo has dicho. Esto es mi cuerpo. 27 Y tomando el vaso, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de él todos;

Fingí tomar en serio y como dura lección estas palabras y sólo repliqué a ellas para disculpar mi atrevimiento... Entonces soltó la picaruela otra risotada, y me dijo en un tono que revelaba el mayor deseo de desenfadarme, si por ventura me había enfadado yo de veras: Pues ahora que con el susto le castigué la picardía, porque picardía es, y de las grandes, el sonsacar a una mujer los pensamientos que nunca tuvo... Pero ¡tochona de ! exclamó de pronto cruzando las manos y compungiendo la carita . ¿Pues no me estoy jaraneando, como una boba, lo mismo que si no hubiera por qué llorar sin descanso en esta casa? ¿Qué dirá usté de , señor don Marcelo? ¡Vaya, vaya, que otra simple como yo!

Unos procedían de lejanos departamentos: habían oído el cañón, habían visto aproximarse la guerra, y llevaban varios días de marcha á la ventura.

¡Mamá, qué colorada estás! le dice Venturita, su hija menor, pugnando para no reir. La madre la mira con expresión de angustia. Calla, Ventura, calla. dice Cecilia. Doña Paula, animada con estas palabras, murmura: Esta chiquilla no goza sino en avergonzarme. Y estuvo a punto de enternecerse y llorar.

25 Decía entonces uno de los de Jerusalén: ¿No es éste al que buscan para matarlo? 26 Y he aquí, habla públicamente, y no le dicen nada; ¿han por ventura entendido verdaderamente los príncipes, que éste es el Cristo? 27 Mas éste, sabemos de dónde es; y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.

Vaya, y vuélvase a su casa, para que por ventura no muera en la batalla, y algún otro la disfrute. 7 ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, para que por ventura no muera en la batalla, y algún otro la tome. 8 Y volverán los alcaldes a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y cobarde de corazón?

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