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Está enclavada en el tercer distrito: el objeto de esta Comandancia, que desempeña un Teniente de Ejército, es la inspección de los puestos que en el curso del río del mismo nombre tiene establecidos el tercio civil de Surigao. La reducción de los habitantes de esta región se hace de un modo pacífico, sin tener que recurrir al empleo de las armas. Cuarto distrito.

En El astrólogo fingido, de Calderón, impreso en 1637, se habla ya de El lindo Don Diego, de Moreto, como de una comedia famosa: de manera que su nacimiento no puede ser anterior al primer tercio del siglo XVII. Se supone que en los primeros años de su vida hubo de residir en Madrid, y los últimos en Toledo.

5 y de vino para la libación ofrecerás la cuarta parte de un hin, además del holocausto o del sacrificio, por cada cordero. 7 y de vino para la libación ofrecerás el tercio de un hin, en olor grato al SE

Comprende la porción de costa entre Zamboanga y Misarais, estando á cargo de un Capitán de Ejército; de ella depende el destacamento de Sindangan, en la bahía del mismo nombre; el fuerte lo forma una estacada cuadrangular con garitones en los ángulos, que defiende un cuartel de materiales ligeros; está guarnecido por un Oficial y 32 individuos de tropa. Esta fuerza debiera ser del tercio civil.

Hízolo así, en efecto, en el año de 1574; y á consecuencia de esto, ambas presentaron una solicitud, pidiendo que en adelante se les concediese la facultad de alquilar unidas los locales que habían de servir para teatros, de suerte que un tercio de los productos y rentas se aplicase á reparaciones, etc., de la cofradía de la Soledad, y los otros dos quedasen á disposición de la de la Pasión.

En el concilio segundo hispalense celebrado bajo el reinado de Sisebuto, esto es, en el primer tercio del siglo VII, se dictaron reglas muy prudentes sobre esta clase de monasterios. Véase pág. 142. Ibid., nota 1. Memor. Sanctor., lib. II, cap.

Ahora, señores, vuelvo a decir que mi señor se puede ir solo, y buen provecho le haga, que yo me quedaré aquí, en compañía de la duquesa mi señora, y podría ser que cuando volviese hallase mejorada la causa de la señora Dulcinea en tercio y quinto; porque pienso, en los ratos ociosos y desocupados, darme una tanda de azotes que no me la cubra pelo.

Subieron del café el amo con algunas otras personas; suspendieron los indianos del billar su juego; terció don Melchor de las Cuevas, de quien así en guerra como en paz se hacía mucho caso. Al cabo se logró apaciguar el alboroto ya que no concertar las voluntades, hacía algunos meses resfriadas.

Era un alférez de la Armada, llamado Villarino, el que acometía esta empresa difícil y de escasa resonancia en el último tercio del siglo XVIII, cuando ya casi toda la tierra de América estaba descubierta y colonizada. Don Manuel siguió diciendo el dueño del boliche llama á Villarino el último representante del heroísmo descubridor de los españoles.