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Actualizado: 13 de julio de 2025
Desde allí se veían los mástiles entrecruzados de las fragatas y bergantines, de las goletas y pailebots. Había en el cuarto, en un armario, varios libros, y entre ellos el Diccionario filosófico de Voltaire. Este libro es mi amigo me dijo el viejo, señalándolo. ¿No es usted religioso? le pregunté yo. No, no. No creo en supersticiones.
Actualmente su poblacion es la ménos industriosa de la provincia, y la sola que se alimenta con la carne del caiman, para cuya caza se vale de mil ardides. Profesando el catolicismo, no han podido desprenderse de una infinidad de supersticiones de su condicion salvage: son por otra parte muy malos cristianos. El lenguage de que hacen uso es el mismo de su estado primitivo.
Propúsoles el santo varón, con su acostumbrada energía las supersticiones que debían abandonar y los misterios y preceptos que habían de creer y guardar para merecer el favor de Dios en esta vida y la eterna bienaventuranza en la otra.
Su industria, poco mas ó ménos igual á la de los Moxos, aun no ha llegado al mismo grado de adelanto, á escepcion solamente de los tegidos. Rastro ninguno queda ya hoy en dia de su religion primitiva; no obstante, suelen manifestar de vez en cuando que no han olvidado todas las supersticiones de que estaban imbuidos ántes de su conversion. Su idioma nacional no ha cambiado.
Pero ¿por qué conjeturar lo que produciría, si basta y sobra con lo producido? ¡Y tanto como basta! Los más brillantes periodistas argentinos son hijos de Fígaro, si no en otra cosa, en la audacia para romper viejos lazos, derribar arcaicas supersticiones y rebelarse contra los antiguos e innocuos catecísmos.
Enseñando que el trabajo honrado es la fuente principal de toda mejora y bienestar- Enalteciendo las virtudes morales que nacen de la ley natural y que sirven de base á todas las virtudes sociales- Inculcando en los hombres el sentimiento de veneracion hácia su Creador, inclinándolos á obrar bien- Afeando las supersticiones ridículas y generalizadas que nacen de una deplorable ignorancia-
Como las desapariciones de reses, ya que no de personas humanas, continuaran impunemente durante todo el año, los estancieros apremiaron a la policía para que diese una nueva «batida» en las islas. Buenos burgueses comerciantes, ellos no creían en las supersticiones populares.
He hablado ya, en otro lugar, de las supersticiones que los dominan con respecto á las enfermedades, y de la bárbara conducta que estas supersticiones los obligan á observar para con los enfermos.
Tú no has visto el cielo en un día claro: hijito, parece que llueven bendiciones.... Yo no creo que pueda haber malos, no, no los puede haber, si vuelven la cara hacia arriba y ven aquel ojazo que nos está mirando. Tu religiosidad, querida Nelilla, está llena de supersticiones. Yo te enseñaré ideas mejores.
Todas las supersticiones se borraron de pronto de su privilegiada inteligencia: no sólo la superstición de Dios, la del alma y la moral, inventadas por la debilidad de los hombres secundada por la ambición de los sacerdotes, sino ciertas nociones ridículas en que el género humano se había entretenido puerilmente hasta ahora; las ideas de lo verdadero, lo bueno y lo bello.
Palabra del Dia
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