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Actualizado: 22 de julio de 2025


Pongamos por caso uno de los libros más sinceros y espontáneos que se han escrito: el Quijote. El alma hermosísima de Miguel de Cervantes se retrata en este libro como en claro y limpio espejo, probando, contra todos los documentos que pudieran hallarse, producirse é interpretarse en contra, que Miguel de Cervantes era un varón bueno.

No acabó don Manuel este sentido discurso sin que el joven hubiera levantado la cabeza, brillantes los ojos zarcos y sinceros, toda iluminada de una grata expresión su simpática fisonomía. Se quiso arrodillar con un movimiento espontáneo y devoto para suplicar.

Del mismo modo que al restregar un fósforo se hace brotar la llama, se diría que aquella figura, con sus persistentes y fantásticos movimientos, le restregó las telas del cerebro, y barriendo de allí las imágenes ridículas, hizo aparecer el cuadro vivo de tristes sucesos a que ella había dado ocasión, cuando no causa, y la no menos viva representación de la deplorable facilidad con que ella, casi sin saber cómo, había abandonado, en un momento de alucinación, los sinceros propósitos y los excelentes planes que le había hecho concebir el Padre García.

El Mayor General José de Jesús Monteagudo, á quien hoy, cuando no existen ya Gómez, Maceo ni García, no vacilamos en llamar el primer guerrillero del mundo, se ha hecho acreedor no sólo á la gratitud de su pueblo, sino á los plácemes sinceros de la crítica.

Mas convencido de que no era error, lanzó otra exclamación más fuerte y al instante se enteraron todos, y Juan Pablo fue objeto de aclamaciones y plácemes, unos sinceros, otros con su poco de bien disimulada envidia. «Hace tiempo que el amigo Villalonga tenía empeño en eso. Hoy ha machacado tanto que no he podido decirle que no». ¡Pero qué callado se lo tenía!

Portugal, un pigmeo, ¿absorbe al Brasil, gigante a su lado? Seamos sinceros y prácticos reposando en la convicción de que no sólo la independencia americana es un hecho y un derecho, sino que nadie tiene la idea de atentar contra las cosas consumadas.

Es una señorita, mi querido doctor, llena de atractivos, y usted me permitirá que le reitere mis más entusiastas felicitaciones y plácemes sinceros contestole el doctor de las Vueltas, empleando el tono más melifluo de su voz. Es una nereida, una verdadera hurí, tiene la hermosura de Dido y el paso de una diosa... exclamó el otro doctor entusiasmado.

Aunque Nepomuceno y Emma iban con segunda, cada cual por diferente motivo, en parte eran sinceros su entusiasmo y adhesión a los proyectos de Reyes.

No lo ocultamos, porque somos liberales sinceros: la entraña de un país no puede renovarse de un día para otro con un simple real decreto. En 1823 existían en España 16.310 religiosos. ¿Qué se había hecho de la enorme copia de ellos que existía en el siglo XVIII? ¿Es que habían desaparecido por los naturales progresos del país?

¿Y qué más? interrogó Mariana con una sonrisa indiferente y burlona que no dejó de desconcertar a su marido. ¿Y qué más?... pues es muy sencillo... he querido deciros que podéis contar con mis más sinceros sentimientos... pero que no debéis de esperar esas ternezas... es decir, las costumbres de uso en un matrimonio de aldea.

Palabra del Dia

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