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Actualizado: 26 de junio de 2025
Además de sus industrias, armerías y gran comercio, las prolongadas guerras que habían arruinado á tantas otras villas francesas la habían favorecido notablemente. En Burdeos se acaparaba y se vendía inmenso botín, procedente de batallas, saqueos y presas marítimas, cuyo producto en ella se gastaba casi totalmente.
Ferragut sentía placer con estos relatos de esplendores imperiales, palacios de oro, épicos encuentros y furiosos saqueos, mientras su buque navegaba cortando la noche y saltando sobre el mar obscuro, acompañado por el pistoneo de las máquinas y el batir ruidoso de la hélice, que á veces permanecía fuera del agua durante los furiosos balanceos de proa á popa.
Y esto en su casa, donde el interés no era rosca que asfixiaba al deudor; donde había prórrogas para los apuros, y eran los préstamos favores de amigo más que negocios de prestamista inexorable. ¡Qué no sucedería, qué llagas no se verían al descubierto en los antros de la usura, a donde se acude en los grandes ahogos, y se pactan, a trueque de salir de ellos, los mayores saqueos y pillajes?
Por la generosidad primero y por la alquimia del Padre Ambrosio, y más tarde por lo mucho que hemos garbeado en guerras, saqueos y batallas, no somos pobres, sino ricos.
Pero una huelga seguida de incendios y saqueos fué sofocada inmediatamente por los soldados chilenos con abundante empleo de ametralladoras, lo que devolvió la prudencia á Rosalindo y á la mayoría de sus camaradas. Cuando llevaba ocho meses trabajando, experimentó una gran alegría al encontrarse con un hombre de su país que deseaba regresar á Salta.
Hubo una serie sucesiva de años en que toda aquella historia tuvo una trágica monotonía desesperante: degüellos de poblaciones enteras, incendios y saqueos de ciudades, exterminio de sus habitantes sin perdón ni aun para niños ni ancianos, lucha incesante de los pueblos entre sí y contra los invasores comunes; tales son las simétricas y feroces alternativas de aquella historia.
Había empezado la vida comercial en el desierto argentino, cuando los indios ocupaban los territorios cruzados ahora por el ferrocarril, y el malón, con su reguero de saqueos, incendios y rapto de personas, asolaba los pequeños campamentos, transformados actualmente en ciudades de importancia.
Y contribuirán aún mucho menos, si los Estados Unidos, según ya se prevé, nos exigen indemnización por esos saqueos y esos incendios, que sin el favor y aliento que dan á los rebeldes, no se perpetrarían, y si el Gobierno español tiene la debilidad de someterse y de pagar. Esperemos, aunque se resista y no pague, que no haya violencia ni guerra internacional.
Palabra del Dia
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