United States or Latvia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y paso entre paso llegaron hasta el salón del Prado y subieron por la calle del mismo nombre hasta el Ateneo. Allí se despidieron. García no era socio, no ciertamente por falta de ganas, sino de recursos pecuniarios. Columpiándose en una mecedora con un periódico en las manos halló Tristán a su amigo Núñez en una de las salitas de conversación de aquel centro docente.

Sin embargo, la severidad de sus opiniones no reñía con cierta bondadosa transigencia en asuntos sentimentales. Y así, como Lucía le hiciera comprender el mutuo interés que tenían Adriana y Julio, desapareció instantáneamente todo su enfado. Y el señor Lagos, agregó, puede acabar de explicar a la señorita Adriana la escultura griega. Ambos entraron en una de esas salitas que están a trasmano.

Dos piezas interiores completaban el cuarto. Cuando Guillermina, comprendiendo el fin próximo de Mauricia, indujo a Severiana a sacarla del hospital por tercera vez y llevarla a su casa, la señora viuda del comandante cedió su cuarto para tan benéfico objeto, trasladando sus muebles al cuarto de otra vecina. Mauricia fue, pues, instalada en la segunda de las dos salitas.

Vivía en compañía con aquélla una tal doña Fuensanta, viuda de un comandante, y la casa respondía a esta situación comanditaria, pues constaba de dos salitas enteramente iguales, cada una con ventana a la calle. Entre la puerta y la sala primera había un pasillo, en el cual se veía la artesa de lavar y la entrada de la cocina, cuya reja daba al corredor.