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El ocupaba aquí una buena posición y vivía en compañía de sus hermanas, solteras también: ha legado su finca de Saint-Pierre indivisa a Alfonso y a Cecilia, su sobrina Mme. de Cessia; y sus bellas tierras de Monceau a su hermana la señorita de Lamartine, quien, a su muerte, las deja a Alfonso. Nadie resolvía nunca nada en la familia sin él o después de haber dado él su opinión.

El nombre de Saint-Pierre recuerda siempre el del más ilustre prosista de nuestros tiempos, el de Chateaubriand, y cuando se pasa revista a los tipos en literatura, no es permitido olvidar a René, imponente y magnífica creación, en la cual el genio ha depositado el secreto de nuestra civilización expirante.

Calais, es célebre en la historia militar de Francia por el famoso sitio de trece meses sostenido por el heróico Eustache de Saint-Pierre; que hubo de capitular con las tropas de Eduardo III de Inglaterra en 1347; y por haber sido la base de la dominacion ejercida por los Ingleses sobre una parte de Francia hasta las épocas de Juana de Arc y del duque de Guise.

El tipo de una perfecta organización de joven, pero ingenua y verdadera en su perfección, de una inocencia instintiva, de un pudor heroico, ese tipo, revestido de la más celeste idealidad, es a Bernardino de Saint-Pierre a quien estaba reservado producirlo; es la deliciosa y conmovedora figura de Virginia, concepción fresca, pura, inimitable, que su ingenuidad y su candor han hecho popular, aunque ella emane de lo alto, aunque su gracia angélica pareciera participar menos de las invenciones de un poeta que de las revelaciones de un dios.

A los diez y seis años hice un viaje no muy feliz a Terranova, de grumete. Casi todos los vascos que íbamos a la pesca del bacalao nos reuníamos en Saint-Malô; arrendábamos unas cuantas barcas y marchábamos a pescar a las islas de Saint-Pierre y Miquelon; pero los arrendadores nos daban goletas viejas sin condiciones marineras, llenas de agujeros tapados con estopa.

El jefe de uno de los buques de estación naval en las Antillas, era un completo caballero, estimado, inteligente y bravo, pero hombre de color; jamás pisó un salón de Fort-de-France o de Saint-Pierre. Ese mismo oficial francés, encontrándose en la Habana, fue expulsado, en un café, del punto destinado exclusivamente a los blancos.