Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de junio de 2025
Pero los tengo yo... y es lo mismo, dijo Robillotti, que, habiendo sido carbonero, conocía el precio de la leña, y como buen genovés, calculó en un segundo que la fortuna llamaba a su puerta. ¿Cuántos son los árboles? Amigo Robillotti, va a ser un sacrificio... ¡Bueno!... no hablemos más de eso. ¿Cuántos son los árboles? No lo sé. Mañana los contaremos... ¡ofrezca no más la garantía!
El amigo Robillotti, viudo, vivía en una casa de inquilinato, ubicada en la calle de Reconquista, en compañía de Rosita, su hija.
Y Robillotti andaba ya por largar la mosca , cuando para felicidad de su bolsillo, lo encontró el agente policial. Robillotti no paró hasta su casa.
Desde entonces se vio a Robillotti acompañado de un joven al parecer criollo, llevando con cierta elegancia un trajecito de saco, de esos que son una falsificación de última moda, hechos con toda conciencia por un sastre baratillero y que era de su misma opinión en todos los asuntos que trataban.
Su amor a las monedas lo dejó en el mismo estado financiero en que llegó al país: todo fue, pues, cuestión de comenzar de nuevo. Jamás pudo dar la policía con los ingeniosos autores de este cuento. Otro scrucho o cuento lindo digno del anteriores el que hubieron de hacerle a don José Robillotti, honrado italiano, que a fuerza de labor había conseguido acumular unos dos mil nacionales.
El paseante del bosque que no era otro que Robillotti cuando supo qué clase de pájaro era su acompañante, cantó de plano. Dijo que este era el novio de su hija, y que hacía seis días que la había pedido en matrimonio, declarándole que no podía casarse hasta no realizar un negocio que tenía entre manos.
Palabra del Dia
Otros Mirando