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¡Con cuánto abandono se entrega la imaginación á este cómodo vagar, suelta y libre, sin las trabas del árido razonamiento, sin que una voluntad firme la sujete ni la enfrene para elaborar difícilmente el producto literario, uno, lógico, de forma determinada y con especial contextura!

Como ocurre en la infancia de todo arte, el primer producto del cinematógrafo ha sido el melodrama terrorífico y la farsa que hace reir hasta desquijararse, géneros que con más rapidez atraen á las multitudes.

Es preciso que te luzcas alguna vez, no con los regalos de la Reina y de las amigas, sino con el producto de mi economía y de mi honrado trabajo». Y ella empezó a considerar que si el tesoro no le pertenecía por entero, la mayor parte de él debía estar en sus manos. «Bastante me he privado, bastantes escaseces he sufrido para que ahora, teniéndolo, pase los ahogos que paso.

Aquellos anaqueles vacíos representaban a su modo el estómago de don Santos. Las últimas existencias, que había tenido allí años y años cubiertas de polvo, las había vendido por cuatro cuartos a un comerciante de aldea; con el producto de aquella liquidación miserable había vivido y se había emborrachado en la última parte de su vida el pobre Barinaga.

Maltrana, a la escasa luz que aún quedaba en el ambiente, vio llegar a los cazadores. Reconocía su organización recordando los relatos del Mosco. Cada pareja de hombres era una «cuadrilla»; compañeros de vida y muerte, que no se abandonaban en el peligro, que al huir en distintas direcciones sabían por instinto dónde encontrarse, partiéndose con fraternal equidad el producto de la caza.

Todo lo que existe, hasta el más insignificante producto que el hombre cree obra exclusiva suya, es debido a las generaciones del pasado y del presente. ¿Con qué derecho podía decir nadie: «Esto es mío, mío nada más»...? Al hombre no le consultan antes de formarse si quiere surgir a la vida. Nace, y por nacer tiene derecho al bienestar.

Una vez terminada la recolección, huyen, llevando en la faja el producto de su trabajo y dispuestos á volver al año siguiente. La hora de la cena era el mejor momento de la jornada para los segadores de «La Nacional». Se reunían en grupos, atraídos por el vínculo del origen común ó por el encanto personal de la simpatía. Cenaban al aire libre, sentados en el suelo alrededor de la marmita humeante.

Otro ejemplo. Un dependiente de un establecimiento donde se hallen reunidos los mas bellos producto del arte, puede hablar de todos ellos sin confundirse ni contradecirse, aun cuando sea incapaz de conocer su mérito, é ignore absolutamente las circunstancias que constituyen la belleza de los objetos.

Producto de una de estas invasiones de vándalos con pañizuelo y calzón corto fue el entrar como aprendiz en la tienda de Las Tres Rosas un chicuelo, al que don Eugenio le fue tomando insensiblemente cierto afecto, sin duda porque recordando su pasado se contemplaba en él como en un espejo.

El se quedaba simplemente con la cifra que figuraba á la cabeza de la ganancia, y escribió en su cartoncito: 5.000.000.000.000.000 de francos ¡Cinco mil billones!... Como producto de cincuenta minutos de trabajo, no estaba mal.