Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de mayo de 2025
Asumiendo los Dattos el poder omnímodo, son los que dan fallo sobre todos los pleitos de su tribu, cobrando de intereses un real por peso; si el pleito es entre dos Dattos, los embajadores llamados Tumangung son los que arreglan las diferencias, y sólo en caso extremo se apela á la fuerza de las armas. Conocen la moneda, pero acostumbran en la mayoría de sus negocios á usar los cambios.
Revolución, pues. Suprimamos la Administración, que es una hipocresía del reparto universal; suprimamos el presupuesto, que es la forma numérica del restaurant nacional; suprimamos las contribuciones, que son el almacenaje omnímodo de que se nutre el comunismo, y una vez suprimido esto, lo demás, ejército, gobierno, armada..., se suprimirá por sí mismo.
Todo esto era comedia, y querer echárselas de hombre reflexivo. Su madre había recobrado sobre él aquel ascendiente omnímodo que tuvo antes de las trapisondas que apuntadas quedan, y como el hijo pródigo a quien los reveses hacen ver cuánto le daña el obrar y pensar por cuenta propia, descansaba de sus funestas aventuras pensando y obrando con la cabeza y la voluntad de su madre.
Le casaremos... pero es menester que seamos muy prudentes. Prudentes sicut serpentes... Pierde cuidado. Harto sé yo quién es Doña Blanca. Es omnímodo el imperio que ejerce sobre su hija. El respeto y el temor que le infunde exceden á todo encarecimiento. Y luego, ¡qué brío, qué voluntad la de aquella señora! Á terca nadie le gana.
Se ponía melancólico cuando estaba lejos de ella. Y no bien despachaba los asuntos de su casa, se iba a acompañarla en la fonda donde ella vivía. Con rapidez extraordinaria tomó Rafaela sobre el viejo omnímodo ascendiente y le ejerció con discreción y provecho.
Mi compromiso moral, mi promesa de consagrarme a los altares, aunque no confirmada, es para mí valedera y perfecta. Si algo que se oponga al cumplimiento de esa promesa ha penetrado en mi alma, es necesario combatirlo. Desde luego noto, y no me acuse Vd. de soberbia porque le digo lo que noto, que el imperio de mi voluntad, que Vd. me ha enseñado a ejercer, es omnímodo sobre todos mis sentidos.
De aquí las patrañas o mitos de las hadas y encantadoras como Circe y Calipso, que convertían a los hombres en bestias; la ginecocracia, esto es, el imperio de la mujer, establecido en muchas partes, como en el país de las Amazonas y en la Arabia Feliz; y el omnímodo influjo, ora funesto, ora útil, que ejercieron algunas damas en los varones más crudos y valerosos, como Onfale en Hércules, Dálila en Sansón, Betzabé en David, Egeria en Numa, y Judit en Holofernes.
Palabra del Dia
Otros Mirando