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Actualizado: 29 de junio de 2025
El original de esta memoria se conserva en el archivo privado del Señor Dr. y Canónigo D. Saturnino Segurola, que ha tenido la generosidad de franquearlo para su publicacion. Buenos Aires, 30 de Enero de 1836. MEMORIA Dirigida al Señor Marquez de Loreto, &a. EXMO. SE
Adquirió su poema formas concretas, ya no fue nebuloso; y en las tiendas de los israelitas, que ella bordó con franjas de colores, acamparon ejércitos de bravos marineros de Loreto, de pierna desnuda, musculosa y velluda, de gorro catalán, de rostro curtido, triste y bondadoso, barba espesa y rizada y ojos negros.
Y disparataba sin conciencia; porque él, incapaz de calumniar a sus semejantes, cuando se trataba de santos y curas creía que no estaba de más. Ana leyó los versos de San Juan y entonces sintió la lengua expedita para improvisar oraciones; las recitaba en verso en sus paseos solitarios por el monte de Loreto que olía a tomillo y caía a pico sobre el mar.
Prefirió retirarse a su quinta de Loreto, accediendo a las súplicas de Anita que se lo pedía con las manos en cruz. La pobre muchacha se aburría mucho en Madrid. Mientras a su imaginación le entregaban a Grecia, el Olimpo, el Museo de Pinturas, ella, Ana Ozores, la de carne y hueso, tenía que vivir en una calle estrecha y obscura, en un mísero entresuelo que se le caía sobre la cabeza.
El dia 21, habiendo hecho primeramente en la capilla de Loreto una procesion de penitencia, y cantada en el mismo lugar una misa solemne y votiva pro gravi necessitate, salieron del pueblo de San Miguel 350 soldados, todos de caballeria, los que pasarian del número de 400 en uniéndose con aquellos que ya estaban de guardia.
Según aquel hombre, los niños se habían concertado para pasar juntos una noche en la barca. ¿Quién lo diría? Ana confesó al cabo que habían dormido juntos, pero que había sido sin querer. Su propósito había sido hacerse dueños de la barca una noche, aunque los riñeran en casa, pasar de orilla a orilla ellos solos, tirando por la cuerda, y después volverse él a Colondres y ella a Loreto.
Esta amenaza de doña Camila no pasó de amenaza, pero Ana no sentía salir de Loreto, ir donde quiera. Desde entonces la trataron como a un animal precoz. Sin enterarse bien de lo que oía, había entendido que achacaban a culpas de su madre los pecados que la atribuían a ella.... Al llegar a este punto de sus recuerdos la Regenta sintió que se sofocaba, sus mejillas ardían.
El capellán quería dejar bien puesto el pabellón de la Iglesia y pasar agradablemente las noches que se hacían eternas en Loreto, aun en primavera. Ana, sentada lejos, casi hundida y perdida en una butaca grande de gutapercha, de grandes orejas, donde había ella soñado mucho despierta, soñaba también ahora con los ojos muy abiertos, inmóviles.
Para encaminarse de Loreto, último punto habitado de la provincia de Moxos, hácia Santa-Cruz de la Sierra, es necesario hacer primero, lo mismo que para ir á Cochabamba, un tránsito de tres dias hasta la confluencia de los rios Sara y Mamoré.
En 1687 formaron con la tribu de los Mayumanas la reduccion de la Santísima Trinidad, en la orilla del Mamoré, como doce leguas mas abajo de Loreto, edificando una iglesia de tres naves, larga de sesenta varas y adornada con esculturas.
Palabra del Dia
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