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Leibnitz resuelve la materia en una infinidad de mónadas, que no son los átomos de Epicuro, pero que conducen tambien á la invariabilidad substancial de los cuerpos, los cuales segun él, no son mas que el conjunto de substancias indivisibles llamadas mónadas.

Hasta que se la pruebe de un modo ú otro, tenemos derecho á no querer ocuparnos de ella. Si bien se observa, la hipótesis de Leibnitz explica el orígen de las ideas, mas su enlace.

Supongamos que tal cual sistema filosófico, ora las mónadas y la armonía preestablecida de Leibnitz, ora el idealismo de Schelling, ora el proceso de la idea de Hegel, nos parecen poco conformes á la verdad y hasta desatinos y blasfemias, mas no por eso dejaremos de ver en ellos maravillosa poesía, así porque contienen parte de la verdad en medio de sus extravíos, como porque es tan poética y tan hermosa la verdad, que vierte torrentes de poesía y de hermosura sobre quien por las vías más encumbradas la busca aunque no la halle.

PEDRO BAYLE, renovando los errores de los Manicheos, quiere averiguar el origen de los males físicos y morales de los hombres por las luces naturales; mas sus conatos fueron vanos como lo demostró LEIBNITZ en su Teodicea, compuesta principalmente para tratar este asunto.

Así habla Leibnitz, uno de los hombres mas eminentes de los tiempos modernos, y de quien Fontenelle ha dicho con razon, que «conducia de frente todas las cienciasVéase pues si anduve descaminado al recomendar al estudio de aquellos autores, á quien desee adquirir en filosofía conocimientos profundos.

III, cap. La opinion de Leibnitz se funda en su sistema del optimismo, sujeto á muchas dificultades de que no me es posible hacerme cargo aquí. Lo que podemos asegurar es que la extension del mundo excede á toda ponderacion; que cuanto mas adelantan las ciencias astronómicas, tanta mayor profundidad se descubre en el océano del espacio. ¿Dónde está la ribera? ¿hay siquiera alguna?

AUTOR. Seré lo que a V. se le antoje. Aunque no he tomado a Voltaire por maestro, Voltaire me divierte, y los pesimistas alemanes me aburren. Voltaire, a pesar del Cándido, no era un pesimista radical. Voltaire, en el fondo, era tan optimista como Leibnitz, de quien quiso burlarse. Fácil me sería demostrarlo, si no estuviese de priesa.

Newton llegó á decir que el espacio era el sensorio de Dios; y aunque Clarke sostiene contra Leibnitz que la expresion de Newton tenia un sentido muy racional, pues no era mas que una comparacion, no obstante el filósofo aleman insiste de tal suerte sobre este cargo que bien se deja conocer le habia hecho malísimo efecto una palabra semejante.

He dicho tambien que atendida la infatigable laboriosidad que distingue á los alemanes, no fuera extraño que hubiesen leido á los escolásticos: esto se confirma, si se advierte que Leibnitz recomienda mucho esta lectura; y no es regular que se hayan olvidado del consejo de un autor tan competente, los alemanes mas modernos.

En los seres que tenemos por inanimados, ¿hay alguna participacion de esa facultad misteriosa? ¿Se compondrá el universo de un conjunto de mónadas dotadas de cierta percepcion, como pretende Leibnitz? Esto es una hipótesis destituida de fundamento; pero siendo tan limitados nuestros medios de observacion, andemos con mesura al señalar un linde á la region de la vida.