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Scapula traduce la palabra de que hablamos, por domicilium, es decir, lugar donde el alma reside. Réplica de Leibnitz.

Esos tres génios prueban, por lo menos, el poder del hombre; y no es poco probar, pues sin ellos no sabríamos de lo que somos capaces. Las ciencias y las artes nos han revelado ó hecho presentir todo aquello que podemos percibir ó alcanzar por medio de los sentidos, menos los límites del entendimiento, que, como dice Leibnitz, es lo único que no entra por los sentidos.

Esto es todo lo que Newton ha querido significar por la comparacion de que se vale cuando supone que el espacio infinito es por decirlo así el sensorio, sensorium, del ser que está presente en todas partes. Réplica de Leibnitz.

5.º Dicho conocimiento y la conciencia de él, les pertenece á las mónadas individualmente, sin que Leibnitz pensase ni remotamente en ese absoluto, fondo de todas las cosas, que con sus trasformaciones se eleva de naturaleza á conciencia, ó desciende de la region de la conciencia y se convierte en naturaleza. Lo ignoramos; nos ilumina para lo demás, pero para conocerla á ella misma.

Con respecto á los atomistas, y á Leibnitz, es claro que admitian la identidad del sujeto; y por lo que toca á los aristotélicos, aunque la mudanza que inducia una forma substancial diferente de la primera, transformaba substancialmente el ser, de suerte que despues de la mudanza de la forma substancial, no podia decirse que el uno era substancialmente el otro; no obstante opinaban que habia un sujeto comun en esas mismas trasformaciones substanciales, que ellos llamaban materia prima.

Rousselot concede a nuestros místicos, y sobre todo a Santa Teresa, este gran valor psicológico: la compara con Descartes: dice que Leibnitz la admiraba; pero Rousselot niega casi la trascendencia, la virtud, la inspiración metafísica de la Santa. Puntos son estos tan difíciles, que ni son para tratados de ligera, ni por pluma tan mal cortada e inteligencia tan baja como la mía.

Como se ve, Goethe no era un creyente, si por creyente entendemos el que cree en religión determinada; pero distaba mucho de ser un escéptico. Nos inclinamos a afirmar que era optimista, como casi todos los grandes pensadores alemanes, desde Leibnitz hasta que aparecen Schopenhauer y Hartmann.

Entre los varios pasajes de Leibnitz sobre los escolásticos, prefiero aducir el siguiente que me parece sumamente curioso. «La verdad está mas difundida de lo que se cree; pero con harta frecuencia se la halla envuelta, debilitada, mutilada, corrompida con adiciones que la echan á perder, ó la hacen menos útil.

Esto es lo que niega Descartes. Descartes pone la esencia del cuerpo en la extension; donde hay extension hay cuerpo: donde hay espacio hay extension: por consiguiente no hay ni puede haber vacío. Leibnitz no cree intrínsecamente absurda una capacidad vacía; y si no la admite, es porque, en su concepto, repugna á la perfeccion divina.

Leibnitz habia escrito una carta á S.A.R. Madama la princesa de Gales, en la que recordando el dicho de Newton de que el espacio es el órgano de que Dios se sirve para sentir las cosas, arguye contra esta opinion, y observa que si Dios para sentir las cosas, ha menester de algun medio, no dependen enteramente de él y no son producidas por él. Contestacion de Clarke.