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El agresor respondía a estos mayidos con otros obscuros sonidos guturales que expresaban remordimiento. Al fin, no pudiendo resistir más tiempo la vista de aquella tragedia dolorosa, giró sobre los talones y salió de la estancia.

Después de revolcarse en el suelo con epiléptica contracción de brazos y piernas, y de golpearse la cara y tirarse de los pelos, lanzando exclamaciones guturales en lengua arábiga, que Benina no entendía, rompió a llorar como un niño, sentado ya a estilo moro, y continuando en la tarea de aporrearse la frente y de clavar los dedos convulsos en su rostro.

El número de sus habitantes alcanza poco mas ó ménos á mil treinta y tres; estos indígenas pertenecen á una nacion diferente de la de los Apolistas, y hablan la lengua tacana, tal vez una de las mas chocantes y duras, así como de las mas guturales de América.

Estos monosílabos guturales los emitía con todo el grueso de su gruesísima voz, y con tal acento de sarcasmo infame y de grosería, que habrían sacado de quicio a personas de menos paciencia y flema que Sor Natividad y sus compañeras.

Sin mirar a Ramiro, acercose a la hornacina, haciendo como que examinaba el ardid; luego, volviendo su rostro, arrojó su indignación contra la anciana, en las sílabas guturales y fuertes de su algarabía.

El idioma de los Canichanas, que no contiene una sola palabra semejante á las de los otros idiomas de la provincia, es musical, muy acentuado, y duro á la audicion algunas veces por los sonidos guturales que resultan de ciertos vocablos compuestos de muchas consonantes juntas, como jl, tz, ts.

Los sonidos guturales y nasales son desconocidos, y los compuestos de consonantes resultan solamente de la union de la b con la z francesa, pero no hieren desagradablemente al oido. Las letras f, g, j, l, x son del todo estrangeras. No se advierte la menor anomalía en los sustantivos; los adjetivos pertenecen á un mismo tiempo á los géneros masculino y femenino.

«Siempre sucedía lo mismo; había motivo para aborrecer a aquel hombre». Sin embargo, Mourelo, a fuer de canónigo de mundo, ocultó una vez más sus sentimientos y tendió la mano a su enemigo, acompañando la acción con una catarata de gritos guturales con que significaba su inmensa alegría. ¡Hola, hola, hola!... y daba palmaditas en el hombro al otro.