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Actualizado: 10 de noviembre de 2025
Aquella era la casa de los Tumbagas de Almendrilla. Nada queda de las grandezas de tan ilustre raza, y aun se teme que por falta de puntualidad en satisfacer derechos de lanzas y medias anatas, haya caducado el título que ostentaron, y cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.
Y así era en efecto: que ni en la nobleza toda, ni en toda la alta banca, había dama más digna de disfrutar aquellas grandezas que la duquesa Margarita, noble hasta las puntas de sus larguísimas pestañas negras, y elegante hasta el claro fondo de sus ojos azules.
Pero, lo repito, donde la Inglaterra, por medio de su metrópoli, revela mejor sus verdaderas condiciones como pueblo comercial, marítimo y manufacturero, en proporciones colosales, es en el Támesis. Recorramos rápidamente las grandezas del Támesis.
Si la ambición de doña Catalina hubiera sido otra, Quevedo hubiera tenido esperanzas de dominarla. Para con doña Catalina no había otro dominio que el amor, y estaba escarmentada, recelosa. Dime, don Francisco dijo doña Catalina sentándose sobre sus rodillas : ¿es cierto que tú sueñas grandezas?... ¿Yo?... ¿Que, porque las sueñas, te sirves de la soberbia y de la locura del duque Osuna?
La masa blanca del caserío partíase más allá del puente de Segovia, y una línea metálica, una barra horizontal y negra, unía los dos lados de este corte: era el Viaducto. Madrid, visto desde allí, parecía una capital portentosa, una imponente metrópoli. Entre el azul del cielo y el verde de los árboles alineábanse las más solemnes manifestaciones de su vida, sus más poderosas grandezas.
La letra del romance trata generalmente de asuntos moriscos, o refiere piadosas leyendas o tristes historias de reos. Este famoso y antiguo romance que ha llegado hasta nosotros, de padres a hijos, como una tradición de melodía, ha sido más estable sobre sus pocas notas confiadas al oído, que las grandezas de España, apoyadas con cañones y sostenidas por las minas del Perú.
11 Porque multiplicó Efraín altares para pecar, tuvo altares para pecar. 12 Le escribí las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosas ajenas. 13 [En] los sacrificios de mis dones sacrificaron carne, y comieron; no los quiso el SE
Y orgullosa de aquella virtud rígida y áspera como el esparto, se ofrecía a su esposo con una frialdad que parecía pincharle, sin otro anhelo que lanzar al mundo nuevos hijos que perpetuasen el nombre de Brull y enorgulleciesen al abuelo don Matías, que veía en ellos un plantel de personajes, destinados a las mayores grandezas.
-No entiendo cosa de cuantas me decís, chica ni grande. -Pues este libro las dice -me respondió-, que se llama Grandezas de la espada, y es muy bueno y dice milagros; y para que lo creáis, en Rejas que dormiremos esta noche, con dos asadores me veréis hacer maravillas. Y no dudéis que cualquiera que leyere en este libro matará a todos los que quisiere.
La literatura española, en efecto, no es más que una serie de enfermedades, debidas, generalmente, a trastornos sexuales o a defectos de nutrición. El uno está enfermo del hígado. Al otro se le forman ácidos en el estómago. Este se encuentra amagado de parálisis general progresiva y tiene delirio de grandezas.
Palabra del Dia
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