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Actualizado: 2 de septiembre de 2025


El cronista, pues, hizo su oficio desentrañando la genealogía entera y verdadera de las casas de Cabreira y Moscoso, probando ce por be que el título de Ulloa no correspondía ni podía corresponder sino al duque de tal y cual, grande de España, etc.; y demostrándolo mediante oportuna exhibición de la Guía de Forasteros.

6 Mas aquel cuya genealogía no es contada en ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7 Que sin contradicción alguna, lo que es menos es bendecido de lo que es más. 12 Pues traspasado el sacerdocio, necesario es que se haga también traspasamiento de la Ley. 15 Y aún más manifiesto es, si se levanta otro Sacerdote que sea semejante a Melquisedec;

Dividen en dos épocas el arte peruano anterior á los incas, pero, adoptando la genealogía de éstos, dada por Garcilaso, repudian la mas lógica, la de Montesinos, y encierran en un cuadro estrecho, lo que es resultado de la evolucion social de varias razas durante decenas de siglos.

El amor, hijo de Venus murmuró el Marqués, a quien aburrían estas cuestiones y buscaba un refugio, habitual para él, en la genealogía. La Marquesa creyó que debía explicar el pensamiento de Elena. Esta niña, señores, sólo ha querido hablar del amor divino y no conoce otro; ¿verdad, querida? En el convento de Bretaña no enseñaron a usted más que a amar a Dios...

El señor Marqués, hombre muy instruído y versado en nuestra literatura, atribuye á Tirso de Molina, en su Burlador de Sevilla, la creación del tipo del famoso héroe popular, investigando su genealogía dramática, desde El infamador, de Juan de la Cueva, hasta nuestros días.

2 De los hijos de Finees, Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel; de los hijos de David, Hatús; 3 de los hijos de Secanías y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él, genealogía de varones, ciento cincuenta; 4 de los hijos de Pahat-moab, Elioenai, hijo de Zeraías, y con él doscientos varones; 5 de los hijos de Secanías, el hijo de Jahaziel, y con él trescientos varones;

No le apuró gran cosa el reparo...; verdad es que, quizás por llamar mi atención hacia otra parte más risueña, puso, como introito de su réplica, la extensa genealogía de su amor, con entretenidos comentarios sobre las diferencias esenciales entre el modo de nacer y desarrollarse la pasión que le había vencido, y los agradables entretenimientos que hasta entonces habían sido la única necesidad de su corazón; y como si hubiera adivinado mis «curiosidades» y se anticipara a satisfacer mis deseos, él mismo trajo a la colada algunas historias que a me interesaba conocer en toda su verdad: pecadillos sin malicia las más de ellas; rumores sin fundamento serio las restantes, como lo de Leticia, por ejemplo... Pues le creí, así como suena..., ¡yo, que tantas veces me había reído del candor de otras mujeres en casos parecidos!... Si no hay que darle vueltas: el corazón humano, «que nunca se engaña», es un odre henchido de equivocaciones en cuanto se apasiona un poco.

Palabra del Dia

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