United States or Benin ? Vote for the TOP Country of the Week !


La Princesa había estado hasta jovial y bromista, dando leves esperanzas a los Príncipes pretendientes de que al fin se decidiría por uno de ellos, porque los pretendientes se las prometen siempre felices. Nadie había sospechado la causa de tan repentina mudanza y de tan inesperado alivio en la Princesa.

Y aquel con quien va es el Marqués de Ayamonte, estirado título de Castilla y Zúñiga de varón; y no menos que él es ese que viene en ese coche, el Conde de la Puebla del Maestre, que tiene más maestres en su sangre que condes, mozo de grandes esperanzas, y lo fuera de mayores posesiones si tuviera de su parte la atención de la Fortuna.

Entusiasmado por la generosidad con que pagaban sus trabajos astronómicos, compuso una décima en que llamaba á los Orejones protectores de la ciencia. El niño crecía. Inútil es decir que durante su infancia parecían adquirir fundamento las esperanzas de sus padres. ¡Qué precocidad! Todo lo que el niño hacía era prodigioso nunca visto ni oído.

Felices divagaciones habían ocupado su mente; pensando en los juveniles años de su amada, en las ingenuas esperanzas que la habían sonreído, en la alborada radiosa de aquella vida benéfica, había llorado lágrimas gratas. Pero en otra parte lo esperaba el llanto tempestuoso.

En un paraíso, tan lleno de esperanzas y de armonías, el alma no piensa; se embriaga y duerme.

El viejo conocía sus amores, pero no hablaba nunca de ellos al muchacho y a su hija. Los toleraba silencioso, con su gesto grave de padre a uso latino, seguro de su autoridad, convencido de que le bastaba un solo ademán para desbaratar todas las esperanzas de los enamorados.

Comía con la cabeza baja, para no mirar a su hija, que estaba sentada al otro extremo de la mesa y parecía próxima a prorrumpir en llanto viéndose ante él. Un silencio penoso envolvía a la familia. Don Luis era el único que, en su inconsciencia de hombre distraído, no se percataba de la situación, y charlaba alegremente con Gabriel de sus esperanzas y de sus entusiasmos musicales.

Y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grisóstomo ni a otro alguno, el fin de ninguno dellos bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad.

Al frente de una hoja escribió esperanzas y al frente de la otra realidades, y así, debajo de aquello que sin duda esperaba, como debajo de aquello otro que al parecer poseía, comenzó a amontonar guarismos que formaban números y estos a su vez sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, que se confundían en caos aritmético, y vinieron a producir al cabo en la columna de las esperanzas, bajo una raya horizontal, esta cifra preñada de misterios: Doscientos mil duros y una cartera.

El labrador no le quita los ojos sino para mirar al cielo. Este es el mes crítico, el mes de las esperanzas, el resumen del año, la cifra adicional de esta larga cuenta de gastos y beneficios que doce meses dura.