Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
Singularmente al llegar la primavera menudeaban las dolencias de carácter inflamatorio, y cada apoplegía que estallaba era un súbito escopetazo que se llevaba un fraile al sepulcro, sin darle cinco minutos para rezar un Padre Nuestro.
Al día siguiente, avisados los amigos y parientes cercanos, hubo en la casa numeroso desfile de sotanas y sayales, que iban olfateando alguna manda del testamento, y de levitas de entierro y caras compungidas hechas de encargo; en las habitaciones interiores, cerrada toda ventana, en una obscuridad de catacumba, andaban a tropezones las sombras de las mujeres enlutadas, en busca del sitio donde pudieran estar las doloridas, para darles el largo apretón de manos y besos de rúbrica, con la frase dicha entre mal ensayados suspiros: ¡Ay, Goyita! ¡qué desgracia! esto ha sido un escopetazo.
Libraba del servicio militar a mozos sanos y fuertes; cubría las trampas de los ayuntamientos que le eran adictos, aunque merecieran ir a presidio; lograba que la guardia civil no persiguiera con mucho encono a los roders que, por un escopetazo certero en tiempo de elecciones, iban fugitivos por los montes; y en todo el contorno nadie se movía sin la voluntad de don Ramón, al que los suyos llamaban con respeto el quefe.
Y si gritaban los otros, dejarlos: de pura envidia de no poder hacer lo mismo. ¡Válgame Dios! yo que te veía tan alto y te creía tan sólido, y ahora salimos con este escopetazo, ¡y es horrible, horrible, porque no daremos poco que hablar! ¿y las muchachas se conformarán en irse al Frigal ahora, Angelita, sobre todo? ¡qué desgracia, qué desgracia! Rompió a llorar.
Maltrana veía con amarga conmiseración los ojillos pitañosos de la vieja, su boca sumida en una aureola de arrugas, moviéndose al hablar con gestos cabríos, las mejillas resinosas de suciedad, pulidas y brillantes, en las que el agua debía producir el doloroso efecto de un escopetazo. ¡Y de aquel ser procedía él! ¡Y aquella carne era su carne!...
El aperador continuó con el ceño fruncido y la voz grave: Trabaja en Matanzuela con su familia hace muchos años, pero es un ladrón como toos los gitanos y debía estar en presidio. ¿Sabe usté por qué se trae dos sombreros? Pa llenarlos de garbanzos o habichuelas así que me descuido: y él no sabe que el mejor día le meto un escopetazo. ¡Jozú! ¡señó Rafaé! ¿Pero qué dice usté, bendito?...
Palabra del Dia
Otros Mirando