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Actualizado: 3 de junio de 2025


Martinán, que por la mañana pensaba lo mismo y quiso discutir con D. Félix, ahora había dado la vuelta. Espíritu dialéctico ante todo y aficionado á las batallas intelectuales por el placer que esto le producía y los triunfos que alcanzaba, jamás veía aparecer en el horizonte una idea, una opinión cualquiera, que no desprendiese de su carcaj una saeta para encajársela. Todos contra él.

Y el ser a que llega no es el ser vacío, que indeterminado y sin atributos, se confunde con la nada, sino que es el ser en toda su plenitud y grandeza, porque ha llegado hasta él, no por mero procedimiento dialéctico, abstrayendo lo distinto y lo vario, sino buscando en él la causa y el origen del orden, de la magnificencia, del movimiento y de la vida, de todo el universo: causa que no ha logrado hallar ni en este mundo de generación y de corrupción en que vivimos, ni en el aire, ni en el éter, ni en los astros al parecer incorruptibles, ni en las esferas del cielo que van girando arrebatadas.

Sin duda que el poeta, allá en los tiempos antiguos, con inspiración inconsciente, con estro divino, agitado por un furor que le viene del cielo, crea personajes y acciones, que entrañan y simbolizan grandísimas verdades. Más tarde viene el crítico, el pensador dialéctico, el hombre frío y reflexivo, y va desnudando del símbolo las verdades en él ocultas, y deshace la poesía y crea la ciencia.

Vea, usted, señora doña Nicolasa, vea usted. Esto está fuera de lo común, por la sentencia y el gran tuétano que encierra: Quia pulii sunt. Lo mismo dijo el Dialéctico cuando zurraba á los jansenistas: Quia, heretici sunt!

Entablóse una acalorada disputa. El dialéctico tabernero llevó, como es natural, la mejor parte. Al cabo deshizo, pulverizó á su adversario. Como hubo murmullos de aprobación y risa comprimida, el minero quedó fuertemente desabrido. Martinán, una vez derrotado su adversario, ya no se acordó más de él y se mezcló á otro grupo buscando nuevo contendiente.

Nuestra ciencia metódica, dividida en multitud de ciencias que entre se enlazan, fundada en un inmenso cúmulo de hechos que la observación y la experiencia han ido suministrando, cuyo ser y valer estriban en el más severo encadenamiento dialéctico, y cuya vida y organización dependen de la rigorosa precisión de la definición, del lenguaje técnico, de una árida y enojosa clasificación, y de una nomenclatura tan útil como arrastrada y prosaica, se oponían y se oponen a la pretensión de tales poetas.

Palabra del Dia

lanterna

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