Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de octubre de 2025
Feli habló luego con tristeza de las dudas que le habían atormentado. Isidro estaba demasiado alto para que descendiese hasta ella, pobre muchacha hija de un dañador que vivía entre la gente miserable de la busca. Cada vez que llegaba con palidez de hambriento, buscando los almuerzos y las meriendas del Mosco, experimentaba ella una alegría.
Sintió de pronto un estremecimiento á lo largo de su espalda: la misma sensación indefinible que le avisaba la presencia de ella cuando se reunían en un jardín de París. Margarita iba á presentarse de repente como las otras veces, sin que él supiera ciertamente de dónde salía, como si emergiese de la tierra ó descendiese de las nubes.
Y, no obstante, es entonces cuando deberíamos morir, antes de que el telón descendiese sobre nuestras quimeras, cuando el encanto dura aún y el bien pasajero de que disfrutamos no se ha convertido en irreparables dolores.
¡Los gringos! ¡Vamos a ver a los gringos! decían los niños en el paseo, acudiendo curiosos, atraídos por los aplausos. Varias comisiones de sociedades italianas de Montevideo habían venido a saludar a su compatriota el conferencista ilustre de paso para Buenos Aires. Todos se lamentaban de que no descendiese inmediatamente en su ciudad; le pedían que volviera cuanto antes a Montevideo.
Esta ciudad fué desde luego asiento del gobierno, que ordenó al ilustre caraqueño descendiese el Magdalena para obrar contra Santa Marta, y este partió al frente de la division de Urdaneta, reforzada por algunos reclutas granadinos.
Pero jamás me conformaría yo a ser recibida en ese círculo por indulgente piedad; a que ese círculo descendiese de su nivel para recibirme, a que entendiesen los que viven en él que con su trato me purificaban o me realzaban. Para esto prefiero estar donde estoy, y aun me resignaría a estar mucho más abajo. Completa es, por lo tanto, mi conformidad con mi posición y con mi suerte.
Rechazada su pretensión por el orgulloso monarca, cuya sangre, según las leyes del imperio, no podía mezclarse con la de una familia que no descendiese directamente de Mango Capac, el enamorado cacique desapareció una noche del Cuzco, robándose a su querida Cusicoyllor.
Llevaba horas y horas remando, sin que sus brazos se fatigasen y sin que el astro diurno descendiese hacia el mar. Popito, al permanecer fuera de su encierro, respirando el aire salino, pareció reanimarse. Sonreía dulcemente, con la cabeza apoyada en una rodilla de Ra-Ra. Sus ojos estaban fijos en los ojos de él, que la contemplaban verticalmente.
Palabra del Dia
Otros Mirando