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Actualizado: 14 de noviembre de 2025


Y como en España y en Italia fue más cargosa la tiranía eclesiástica, fueron también en ellas más agobiado el individuo y más empobrecida la comunidad por la Iglesia que había hecho de las sagradas escrituras no un faro sino un presidio de la inteligencia humana, un presidio sin aire y sin luz, al que los protestantes le pusieron con el libre examen, puertas y ventanas.

De manera que se contentó con abrir sus grandes ojos, sonriendo a la ruborosa mejilla de Filomena, bello ejemplar de la florescencia del sudoeste, y después dejó a un lado la cuestión. En una sabrosa epístola que escribió a su mejor amiga de Boston podía leerse lo siguiente: «Opino que la parte de esta comunidad que se emborracha, es aún la menos digna de objeción.

El rehuir la enseñanza del idioma patrio y las trabas puestas á la radicación del elemento peninsular son los dos grandes borrones de la Administración de España en Filipinas, constituyendo formidable barrera interpuesta entre el europeo y el indígena, imposibilitados de fraternizar sin mediadores tan poderosos como son la comunidad en la familia y en el idioma, cuando la unidad de creencias religiosas estrecha la distancia de dos pueblos tan profundamente identificados, á pesar de la enorme distancia etnográfica con que la naturaleza les ha separado.

Lo mismo hemos notado con tatlo que, difiriendo completamente de sia y sus derivados, tiene la misma comunidad de significación, lo cual prueba que aquella significación de tres y de cuerda ó trensa no es una simple coincidencia y viene en apoyo de lo que decimos en este párrafo, del mismo modo que lo dicho aquí apoya aquello. Tua significa también cortar en tahit.

Todos son útiles para cada uno, y cada uno para todos. El pastor que va á los pastos altos á guardar los rebaños de la comunidad, no es el menos necesario á la prosperidad general. Cuando ocurre un desastre, ayúdanse todos mutuamente para enmendar el daño. Si el alud se ha desplomado sobre algunas cabañas, todos trabajan en el desescombro.

Ora dominaba los ecos el canto religioso de toda una comunidad de monjas ó frailes, que parecia comenzar en el coro mismo y luego alejarse en un interminable claustro; ora el canto de guerra, de caza, de victoria, de muerte, de alegría, de esperanza, de tristeza, todo alternativa ó simultáneamente y en admirable armonía.

Despues del principio de la inviolabilidad de la vida, que vale mas que todo, nada hay tan bello como ese reconocimiento del principio de la familia social, en virtud del cual no es permitido privar de la vida á uno de sus miembros sin que toda la comunidad su voto y lo consienta.

Pónelo en ejecución como lo determina, y consigue verlo todo logrado; el algodón y la caña no dan fruto, o muy poco, el primer año, y el tabaco es preciso, desde que comienza a sazonar hasta concluir su beneficio, no apartarse de él ni un instante; y como él tiene que acudir a los trabajos de comunidad, lo que recogió los días que tuvo para su utilidad se le pierde en los que dejó de atender, y al fin o no recoge nada, o recoge poco y malo.

Es que la comunidad del trabajo, de la ausencia constante de la patria, del peligro y de la contemplación de lo infinito, establece entre los marinos una fraternidad heroica que resiste á todas las pruebas y sobrevive aún á la muerte.

Pero Fray Diego de Berguén tenía en mucho la buena disciplina de la comunidad para permitir que ésta quedase bajo la impresión de la rebeldía triunfante del novicio; así fué que convocando nuevamente á los hermanos les dirigió una filípica como pocas, comparando la expulsión del iracundo Tristán á la de nuestros primeros padres del Paraíso, llamando sobre él los castigos del cielo y advirtiendo de paso á sus oyentes que si algunos de ellos no mostraban más celo y obediencia que hasta entonces, la expulsión de aquel día no sería la última.

Palabra del Dia

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