Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de junio de 2025


Si he hecho yo en mi vida más almuerzos de obreros que pelos tengo en la cabeza... Hemos encendido la lumbre en la casa de la vecina. Allá está doña Fuensanta; pero va a salir a la compra, y si usted hiciera el favor...

Los defectos del tabaco en un pais de jeneral consumo son bien conocidos del público, y porque los conoce, es porque se retrae lo posible de su compra, y prefiere malo por malo el del contrabando, que siempre es mas barato.

Pues la compra usted, si la tiene tanto apego. ¡Es que no podré, porque no ha de dejarme usted lo suficiente!

Difícil expresar dónde se empalmaban y confundían la virtud y el vicio. La costumbre de escatimar una parte grande o chica de lo que se le daba para la compra, el gusto de guardarla, de ver cómo crecía lentamente su caudal de perras, se sobreponían en su espíritu a todas las demás costumbres, hábitos y placeres.

Se le había metido entre ceja y ceja la compra de una buena lámpara para el comedor, y hasta que viese satisfecho su capricho, no podía tener sosiego la pobre señora. El maldito Polidura le proporcionó el negocio, encajándole un disforme mamotreto, que apenas cabía en la casa, y que, colgado en su sitio, tocaba en la mesa con sus colgajos de cristal.

Dio varias disposiciones a la novia para que trabajara en la cocina, y se fue a la compra con Papitos, llevando el cesto más grande que en la casa había. Lo que doña Lupe llamaba el menudo era excelente: riñones salteados, sesos, merluza o pajeles, si los había, chuletas de ternera, filete a la inglesa... Esto corría de cuenta de la viuda, y Fortunata se comprometió a hacer una paella.

En los pisos bajos estaban los establecimientos de Gallarta, tabernas en su mayor parte. Algunas ventanas con vidrios empañados servían de escaparates, exhibiendo zapatos ó quincalla oxidada y vieja, restos de saldos de la villa, enviados á las minas donde todo se compra sin protesta malo y caro.

A juzgar por algunas cosejas que compra, debe tener cuartos; pero ni un céntimo gasta para nosotros: sabe que yo llevo el peso de la casa y, sin embargo, parece como que quiere hacerme saltar de ella. Repito que no lo entiendo; pues en cuanto a convertirme, primero me hace rajas.

De noche es otra cosa; se sale de trapillo, se recorre la parte nueva, la calle del Comercio, la plaza del Pan, que tiene soportales, aunque muy estrechos, el boulevard un poco más tarde, cuando ya está durmiendo la chusma. Se entra en las tiendas, pero se compra poco. La calle del Comercio es el núcleo de estos paseos nocturnos y algo disimulados.

Trascurren veintinueve años, María de Médicis lo compra al Duque por veinte mil libras, levanta un edificio suntuoso, el que ha llegado á nuestros dias, llamándose en aquella fecha Palacio de Médicis. La reina María hizo donacion del Palacio al duque de Orleans, su segundo hijo, y entonces se llamó Palacio de Orleans.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando