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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Los patios, con elegantes columnas de mármol; la regia escalera principal, embellecida con magníficas estatuas; todo el interior en una palabra, aunque silencioso y triste, correspondiendo á la admirable fachada del canal. Nada ciertamente mas artísticamente bello que el palacio de Pésaro, situado al centro del Gran Canal y unido al de Catalina Cornaro, reina que fué de Chipre.
Se recreó en las curiosidades arqueológicas, aseguró que la ciencia de los venenos no había progresado, que habíamos perdido las fórmulas de Locusta, de Lucrecia Borgia, de Catalina de Médicis y de la marquesa de Brinvilliers, y lamentó, riendo, la pérdida de tan hermosos secretos, lloró por el veneno fulminante del joven Británico, por las guantes perfumados de Juana de Albret, los polvos de sucesión y el licor de familia que cambiaba el vino de Chipre en vino de Siracusa; en su revista no olvidó tampoco el ramo fatal de Adriana Lecouvreur.
3 Y como avistamos a Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y vinimos a Tiro, porque el barco había de descargar allí su carga. 5 Y cumplidos aquellos días, salimos acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos. 6 Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco, y ellos se volvieron a sus casas.
El muro rompe la doncella hermosa que de Píramo abrió el gallardo pecho: parte el Amor de Chipre, y va derecho a ver la quiebra estrecha y prodigiosa. Habla el silencio allí, porque no osa la voz entrar por tan estrecho estrecho; las almas sí, que amor suele de hecho facilitar la más difícil cosa.
Por este camino vamos á Chipre, no á Jerusalen. ¡Con cuánto talento queria Napoleon convertir esta iglesia en templo de la Gloria! Nos dirigimos al altar mayor, y este gran monumento me confirmó más en mi juicio.
En otro tiempo, cuando esto acaecía, solía ver cruzar por el bosque á Diana cazadora con su cortejo de ninfas medio desnudas y tendía hacia ellas sus brazos anhelantes. Ya hacía años que habían cesado estas imaginaciones eróticas. Ahora en tales ocasiones ya no veía ninfas, sino ánforas llenas hasta el cuello del chispeante vino de Chipre ó de Rodas.
Palabra del Dia
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