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Actualizado: 13 de julio de 2025


La reflexion no basta para despojarnos de la inclinacion natural; y la razon, aun la mas cavilosa, si alguna vez puede hacer vacilar los fundamentos de esta creencia, no alcanza á convencerla de errónea. Los que dan mayor importancia á esas cavilaciones podrán decir que no sabemos si existen los cuerpos, pero probar que no existan.

La razon humana es de suyo tan cavilosa, poseen ciertos hombres cualidades tan á propósito para deslumbrar, para presentar los objetos bajo el punto de vista que les conviene ó los preocupa, que no es raro ver á la experiencia, al buen juicio, al tino, no poder contestar á una nube de argumentos especiosos otra cosa que: «esto no irá bien; estos raciocinios no son concluyentes; aquí hay ilusion; el tiempo lo manifestará

»En suma; no lo pasamos mal a pesar de lo poco que tenemos para vivir en Madrid, donde todo es carísimo. »Ahora es cuando siento el primer disgusto desde que estoy aquí. No por qué estoy inquieta y desazonada. Será una tontería. ¿Qué quieres? La partida repentina de Braulio me trae cavilosa. Al principio, hasta después de haberse ido, todo me pareció natural y sencillo.

Don Víctor era un viejo tal vez amigo de los amores fáciles, pero jamás había pasado su atrevimiento de alguna mirada insistente, pegajosa, y algún piropo envuelto en circunloquios que no le comprometían. El ama era muy callada, muy cavilosa; o no tenía nada que tapar o lo tapaba muy bien. Sin embargo, Petra había adquirido la convicción de que aquella señora estaba muy aburrida.

Don Juan adelantó dos pasos, la cogió amorosamente por el talle y la besó en una mejilla con aparente inocencia, reanudando el dúo de la noche pasada con aquella misma naturalidad que emplearía Fray Luis de León al exclamar: «Decíamos ayer...» Cristeta, sin rehuir el beso, habló de este modo: ¡Vaya una temeridad! ¡No sabes qué cavilosa he pasado el día! ¿Por qué, vida?

¡Para verla! pues claro está.... Verá usted el cuarto del señorito Ignacio, con sus libros y sus juguetes de chiquillo, que todo lo conserva el ama Engracia.... Bien, Sardiola respondió Lucía como pidiendo tregua . Un día que me coja de humor.... Hoy no estoy para ello. Ya te avisaré. Andaba Lucía, en efecto, harto cavilosa, por una circunstancia que a nadie importaba sino a ella.

Palabra del Dia

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