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Actualizado: 15 de junio de 2025


¡Un absurdo! interrumpió Maltrana . Una cosa imposible, teniendo en cuenta lo que eran las carabelas, su escaso repuesto de víveres y la necesidad de descansar en oportunas escalas. Hubiesen perecido al insistir en la empresa, o lo que es casi seguro, se habrían vuelto.

No hay noticia de que hubiera más alojamiento que el de popa, en la chupeta, y de él se dan pormenores en el estudio especial titulado la vida en las carabelas de Colón, que acompaña á esta memoria. Las dimensiones y formas de las piezas de construcción se especifican en pliego separado y se trazan en los planos siguientes.

Santa María, Comandante C. F. D. Víctor Concas. Agosto 1892. Las indicaciones del diario de navegación del Almirante de las Indias son tan someras, que no puede por ellas formarse juicio, ni aun aproximado, del número, calidad, forma y disposición de las piezas de artillería montadas en las carabelas. No es dudoso, sin embargo, por esas mismas indicaciones, qué artillería llevaban.

El tajamar no tenía brazales ni curvas-bandas ni pescantes de amuras. En las esculturas de la iglesia de San Nicolás de Burgos están perfectamente acusados estos detalles. Véase el estudio especial de La vida en las carabelas. Véase el estudio sobre Armamento. No hay seguridad acerca del número de los tripulantes por discrepancia de los escritores de la época.

Despachó directamente para la Española, desde Canarias, tres de los navíos, mandados por Pedro de Arana, hermano de doña Beatriz Enríquez, Alonso Sánchez de Carvajal y Juan Antonio Colombo, su pariente. Con una nao y dos carabelas hizo el descubrimiento del Continente en Paria y bocas del Orinoco, siéndole de gran servicio durante la enfermedad que padeció el capitán Pedro Terreros.

Otros judíos de los espulsos de España, arribaron en nueve carabelas á Nápoles, i como habian contraido varias enfermedades en la navegacion, ocasionadas por los muchos que iban dentro de tan pequeños bajeles, infestaron al reino napolitano con tal peste, que solo en la capital murieron á sus rigores mas de veinte mil personas.

Los dos ribadoquines entregados por el mayordomo de la artillería de Málaga no serían únicas piezas con que se armaron las cuatro naves, pues en tal caso fuera excesiva la cantidad de 24 quintales de pólvora con que se las dotaba; es de concebir por ello que con esas dos piezas se aumentó y mejoró el armamento ordinario de artillería de hierro que las carabelas tendrían, á petición del Almirante.

Tal vez murmuramos, como murmuraba la chusma a bordo de las carabelas la víspera de aquella feliz y memorable aurora en que por vez primera aparecieron a los ojos espantados de los europeos las risueñas y fecundas costas del Nuevo Mundo.

Á veces con un sencillo mecanismo se gobernaba desde la tolda. Véanse los detalles de los planos. Llevaban beques en la proa que consistían en una labia agujereada. Véase el estudio La vida en las carabelas. Tenían bombas de madera. Véase el mismo estudio.

Algunos niños, agarrados de la mano, daban vueltas siguiendo el ritmo de la música. De pronto, un grito compuesto de numerosas exclamaciones, un alarido igual a los que debieron surgir de las proas de las primera carabelas: ¡Allí... allí! ¡Ya se ve!

Palabra del Dia

rigoleto

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