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Actualizado: 3 de julio de 2025


Cada corte mío era una maravilla de precisión y de arte, señor, de arte. Gané los primeros premios en la Academia, y cuando se me expidió el título de Cirujano, se hizo constar en él que jamás se habían obtenido calificaciones más altas. La primera operación de importancia que ejecuté, después de haber sido recibido, fué la amputación de ambas manos del célebre pianista Gerosltein.

Quiero suponer contestó Doña Blanca con el reposado entono que tomaba cuando más tremenda se ponía, quiero suponer que las caritativas calificaciones de V. cuadran perfectamente al sujeto, á la persona de mi familia, á quien V. honra con ellas.

Ni emplearé calificaciones duras ni emitiré elogios apasionados; contaré lo que he visto y nada mas. Es una opinion casi recibida generalmente, la de creer que la Inglaterra marcha á la cabeza de la civilizacion; no admitiendo yo semejante teoría, es de suponer que mis apreciaciones no sean por todos admitidas: yo las expondré sin embargo, con la seguridad de que son fundadas.

Merced á los infames que la han corrompido, corren por la corte injuriosas calificaciones de nosotros y de nuestro club. ¡Que esos infames salgan de aquí! ¡Que se digan sus nombres! respondió la multitud con un rugido. No decía otro: esa especie de hombres no existe. existe exclamó exasperado el primero.

Tío dijo por último Lucía con la mayor gravedad que pudo, V. no es el viejo rabadán. El viejo rabadán es de Villabermeja como V.: hace dos años que está establecido aquí, y merece, en efecto, las calificaciones que le prodiga el poeta, porque está muy asendereado y estropeado. El viejo rabadán se llama D. Casimiro. V. debe de conocerle.

Publio no había afirmado nada deshonroso respecto del capitán Pérez; se limitaba a dar una noticia, tal cual le fuera comunicada de la capital federal, y hasta poniéndola en duda... Por consiguiente, Jacinto retiraba sus calificaciones de «pluma viperina» y de «pérfida calumnia»... No dejando ya en pie lo de la «pluma viperina» y la «pérfida calumnia», quedaba en nada lo de «afeminado esteta»... Y así de seguido, hasta resultar, naturalmente, que nadie tuvo jamás la intención de ofender a nadie y que los dos duelistas eran unos perfectos caballeros.

Palabra del Dia

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