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Actualizado: 21 de junio de 2025


Suple hoy á tantas virtudes medio borradas en las conciencias, á tantas creencias casi muertas, juega en el estado de nuestra sociedad un papel tan tutelar, que jamás pasará por mi imaginación la idea de debilitar sus derechos, de discutir sus decretos ni de subordinar sus obligaciones.

Pongan en las nubes escritores guiados por el miedo ó la adulacion aquellas hazañas de los reyes i tiranos de la tierra, dignas de ser sepultadas en el polvo, i aun borradas de la memoria de los hombres.

Esta Inocencio X sentado en un sillón, en cuyos brazos apoya las manos, teniendo en la derecha un papel con una inscripción que dice: Alla Santta di Nro Sigre Inocencio Per Diego de Silva Velázquez de la Camera de S. M. Cattca y bajo éstas, otras palabras borradas por el tiempo.

En la actualidad se encuentran casi borradas las inscripciones que entonces se grabaron en los pedestales, y aunque ya son por algunos conocidas, creo de oportunidad copiarlas aquí.

Al fin, después de un cuarto de hora casi, porque algunas de las letras estaban bastante borradas, descubrí que el registro cifrado que había estado escribiendo era un extraño documento que contenía lo siguiente: «Entre el Puente del Diablo y la punta donde el Serchio se une al Lima, sobre la orilla izquierda, a cuatrocientos cincuenta y seis pasos desde la base del puente donde el sol brilla sólo una hora el cinco de abril y dos horas el cinco de mayo, a mediodía, descended veinticuatro escalones, detrás de los cuales puede un hombre defenderse de cuatrocientos.

He tratado de casarme Con una doncella honrada, Hija de Nuño de Aibar, Hombre que sus campos labra, Pero que aun tiene paveses En las ya borradas armas De su portal, y con ellas, De aquel tiempo, algunas lanzas. Yo, señor, tomé el consejo, Y vengo, como él lo manda, A deciros que me caso. D. TELL. Nuño es discreto, y no basta Razón a tan buen consejo. Celio... CELIO. Señor...

Había, sin embargo, que averiguar el resto, y, efectivamente, aquella tarde supimos por nuestros amigos los anticuarios de Salamanca, que el nombre de Casa de las Muertes le venía á aquel edificio de la circunstancia de haber ostentado, entre los adornos de su portada, hasta hace muy poco tiempo, varias calaveras de piedra, borradas al fin por el terror de la plebe: que, ciertamente, había dado la casualidad, hace veintiséis años, de que una mujer que vivía sola en aquella casa de tan fúnebre nombre, fuese asesinada misteriosamente, cosa que al vulgo le pareció sobrenatural, y que, por resultas de todo esto, nadie ha vuelto á pisar aquellos umbrales, si se exceptúan dos comandantes de Carabineros y un jefe de Estadística, forasteros todos, que vivieron allí breves temporadas..... sin que les ocurriese ningún percance.....

Palabra del Dia

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