United States or Armenia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Si los objetos de arte han sido en otro tiempo objetos útiles, si el Arte arrastra consigo la idea de inutilidad como algunos afirman, hay que confesar que los socios del Club de los Salvajes, en materia de boquillas obran como verdaderos artistas.

Otros encapuchados ostentaban en las manos largas trompetas adornadas con paños verdes de flecos de oro. Llevábanse las boquillas de los instrumentos a un agujero de sus antifaces, y un trompeteo desgarrador, un toque de suplicio, cortaba el silencio. Pero este rugido espeluznante no despertaba eco alguno en las almas haciéndolas pensar en la muerte.

Ahora le toca saber que Pepe Castro se dejaba admirar lleno de condescendencia, y que de vez en cuando se dignaba iniciarle en algunos inefables secretos referentes a sus altas concepciones sobre las yeguas inglesas y las boquillas de ámbar.

Todos mis conciudadanos me brindaban presentes como un ídolo sobre el altar: unos, odas votivas, otros, mi monograma bordado en pelo; algunos, chinelas o boquillas, y todos, su conciencia.

Se enamoraba de cuantas corbatas veía, y no pudiendo resistir a la tentación de comprarlas, llegó pronto a poseer una colección asombrosa: después le dio por los gemelos y trasladó a su cómoda toda una tienda de bisutería; después, por las boquillas de espuma de mar. Últimamente se enfrascó en la lectura de novelas: leía bueno y malo, cuanto caía en sus manos.

El golpe fue tremendo. ¡Un estanco en la calle de la Pingarrona! «¡Un miserable tenducho donde sólo entrarían jornaleros y verduleras, donde no se despacharía un céntimo de escogidos, ni sobres, ni plumas, ni boquillas, ni más sellos que de a quince, ni apenas papel sellado!

Durante el día suele verse poco concurrido. Sólo dos o tres docenas de socios van por las tardes, antes del paseo, a culotear sus boquillas. Embotados aún por el sueño, hablan poco. Les hace falta la excitación de la noche para que muestren en todo su esplendor sus facultades nativas. Estas parecen concentradas en la nobilísima tarea de poner la boquilla de un hermoso color de caramelo.

Todos ellos trabajaban con verdadero afán, con ahínco que rara vez se ve en los talleres. Unos cortaban estandartes, otros moldeaban caretas de cartón; quiénes pegaban letras negras a los trasparentes de un farol; quiénes vestían primorosamente dos grandes muñecos; quiénes, en fin, se ocupaban en desatascar las boquillas de varios bombardinos y serpentones semejantes al que Moro llevaba.