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Actualizado: 26 de junio de 2025
Luz habría de sentarles a su mesa en el banquete de la vida y darles la parte de amor que les correspondiese, o resignarse a perecer. No se repliega el viento a los senos misteriosos donde nace, ni el agua retrocede a las fuentes en que brota; pero el espíritu está sujeto al atavismo como el cuerpo a la herencia. Juan era hijo del camino.
Cierto recato místico y una profunda pasividad las obliga a ocultarse así. Sus ensueños se diluyen en la voluptuosidad interior, semejante a la que hizo delirar en otros tiempos a las santas de España con una inacabable dulzura en los sentidos y en el alma. La época moderna, las costumbres cosmopolitas y todo género de sugestiones han conspirado sin duda para apagar el ardiente atavismo.
La verdad es que en Nietzsche hay dos elementos o factores de su genio, procedentes ambos de atavismo: uno ario, y Gener acepta todo el producto de este factor; otra turaní o mogol que mueve a Nietzsche a ser despótico, cruel y sin entrañas. Es menester que aparezca el super-hombre. Cuantos obstáculos se opongan a su aparición deben ser destruidos. Nada de piedad, nada de conmiseración.
El mangante tiene un castizo abolengo, y nuestros contemporáneos lo son, más que por necesidad, por imperativo de la casta, por una enorme fuerza de atavismo. ¡Oh, capa de mendigo, santificada y evangélica, altiva como la del mismo rey!
El general experimentaba impulsos de ternura, nunca sentidos, escuchando referir o presenciando y oyendo rasgos y respuestas del chico, que no pasaban de meras insolencias infantiles y que a él se le antojaban claros indicios de ideas sanas, principios severos y voluntad enérgica. Pepito era indudablemente a sus ojos un caso notabilísimo de atavismo. Los procedimientos de fuerza le encantaban.
El traje influye en el actor: la trusa y la espada inspiran por educación, acaso por atavismo, pruritos romancescos de aventuras y conquistas; un traje de labriego predispone á las zancadas desvaídas, á los ademanes torpes; una peluca de «viejo» induce á encorvarse hacia adelante y á deslizar temblequeos de ancianidad en las manos y en la voz.
Por el camino de retroceso que llevaba aquella raza se volvía a la horda; era aquel el atavismo de todo un linaje. Por algún tiempo contuvo en gran parte tan alarmante tendencia el espíritu exaltado de Emma. El cariño gentilicio que en ella despertó con tan exagerada vehemencia, sirvió para reconciliar a muchos de sus parientes con la civilización y la tierra llana.
Si hasta el siglo XV los gallegos hablaron y escribieron como los portugueses, lo natural sería, si no quieren hablar y escribir en castellano, que escriban ahora también en portugués. Esto sería volver con fidelidad á la lengua antigua, sin que esta vuelta ó atavismo impidiese que se siguiera cultivando el dialecto, como dialecto.
Realmente, ni él sabía explicárselo, ni Benina entenderlo; pero el observador atento bien puede entrever en aquella singular querencia un caso de atavismo o de retroacción instintiva hacia la antigüedad, buscando la semejanza geográfica con las soledades pedregosas en que se inició la vida de la raza... ¿Es esto un desatino? Quizás no.
¿También merecían ser ahorcadas?... A medias, para que se les pasase el gusto del celibato. ¡Qué antigua eres, abuela!... Razonas como los pueblos paganos. Cuestión de atavismo. Durante siglos y siglos se ha considerado el celibato como impío, y me ha quedado algo. Pues bien, yo también siento el atavismo. Tú eres de la generación nueva, y con esto está dicho todo.
Palabra del Dia
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