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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Considerado como tal está el Pamphilus, que es uno a modo de drama, en exámetros y pentámetros latinos, remedando el estilo de Ovidio. Este drama viene inserto como apéndice en la edición del señor Krapf. Se ignora el nombre de su autor y la época en que se compuso, si bien puede creerse que no es anterior al siglo XII y que su autor hubo de vivir en algún monasterio del centro de Europa.
Sumido en la sombra de la Catedral, ocupaba un lado entero de la plazuela húmeda y estrecha que llamaban «La Corralada». Era el palacio un apéndice de la Basílica, coetáneo de la torre, pero de peor gusto, remendado muchas veces en el siglo pasado y el presente.
Le salió al encuentro el padre Muriel en su apéndice a la traducción latina de la obra del padre Charlevoix; pero el idioma en que redactó sus notas, y el poco interés que inspiraba entonces esta apología, la dejaron ignorada en el público, para quien el silencio suele ser prueba de culpabilidad en los acusados.
Hemos dividido este Apéndice en dos partes: la primera contiene las Proclamas de Quiroga, agregadas siempre a las ediciones anteriores, y la segunda contiene los prefacios de dichas ediciones y otras páginas de Sarmiento sobre su obra.
Por lo que hace á la composición, así como al lenguaje, las obras de Calderón, con arreglo á la diversa edad en que las escribió, se pueden dividir en tres clases distintas, no, sin duda, con toda claridad, sino diferenciándose sólo entre sí por ciertos rasgos generales, para cuya determinación pueden ayudarnos mucho los datos cronológicos insertos en el apéndice de este tomo.
Tal vez hinquen el diente en sus carnes... El ermitaño reflexiona y emplea toda su industria para que así no suceda; mas, sólo puede valerse de su pie, útil para todo. De ese pie, con el que intenta cerrar la entrada de su casa, se despliega á lo largo un apéndice resistente que hace las veces de puerta. Colócalo en la abertura y helo ahí encerrado dentro de su morada.
Llame usted a un barbero o a un ebanista, pero no llame usted a un gran cirujano. El gran cirujano le considerará a usted el apéndice así como un virtuoso del violín puede considerar la Sonata de Kreutzer, y de una manera muy artística, le matará a usted... Yo he visto trabajar una vez a un virtuoso de la cirugía.
Por último, como apéndice y complemento de festín tan opíparo, chocolate con hojaldres, mostachones y bizcotelas. El festín fue todavía más regocijado y alegre que suculento, prolongándose hasta las dos de la madrugada. Como despedida, quiso el maestro Raimundico poner el sello y dar la conveniente firmeza a lo que allí se había concertado.
Esta carta, así como su contestación, son de la mayor importancia y el más seguro fundamento para conocer el número de las obras de Calderón, por lo cual la insertaremos en el apéndice á esta parte de nuestra historia, que ha de ocuparse también en investigar la cronología de las comedias de Calderón.
La extranjera temía siempre ser engañada, como si la desconcertase ver que el héroe legendario resultaba un hombre como los demás. ¿Realmente era togego?... Y le buscaba la coleta, sonriendo satisfecha de su astucia cuando sentía entre las manos el peludo apéndice, que equivalía a un testimonio de identificación. Usté no sabe lo que son esas hembras, maestro.
Palabra del Dia
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