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Actualizado: 23 de mayo de 2025


Formaban parte del pequeño escuadrón cuatro antiguos dragones españoles y dos aguerridos coraceros de la guardia que se habían unido a Marcos en busca de aventuras. Ya puede imaginarse lo que estos hombres hicieron.

En el siglo XVI aparecieron muchos bailes nuevos, que á causa de sus movimientos lascivos y posturas indecentes movieron mucho escándalo, aunque fueron muy aplaudidos por la multitud, y hasta casi hicieron olvidar los antiguos, más decorosos.

Y no hay más remedio». Quería que le consolase el reflexionar que por ella era todo aquello, que por ella había él vuelto a sentir con vigor las pasiones de la juventud que creyera muertas, y que por ella, por respetar su pureza, se encenagaba él en antiguos charcos; pero esta idea no le consolaba, no apagaba el remordimiento.

Dice Curopalates que estas tres dignidades no tienen particular ocupacion á que acudir, y que al César le llaman señor; palabra tenida por soberbia, y debida solo á Dios en los tiempos antiguos aún de los mismos Emperadores, pues leemos de Augusto, de Tiberio, y de algunos otros que jamás consintieron que les llamasen señores.

Gran amigo de M. de Lamartine, mi cuñado, dio por amistad lecciones de matemáticas a mi Alfonso. Era uno de estos monumentos antiguos que no quisiéramos jamás ver derrumbados. Amamos el tiempo cuando somos jóvenes, pero al llegar a viejos, el amor se convierte en veneración.

No pocos de nuestros antiguos dramas son tan anacrónicos que apenas sería posible ponerlos en escena con trajes de la época en que pasa la acción.

Fué preciso que pasaran otros dos siglos y que un orientalista dotado de ingenio y gracia para cautivar contando las cosas de la España árabe en una época en que la ilustracion se ceñia casi esclusivamente á lo latino y griego, volviese á pronunciar el nombre de Medina-Azzahra para que se despertase entre los literatos y anticuarios, con la aficion perdida á las historias de nuestros antiguos dominadores, el deseo vehemente de investigar el asiento de aquella célebre poblacion.

Sobre todo, al hacerse viejo, no sólo experimentó la frialdad de sus antiguos amigos, de aquellos que le habían dado pruebas inequívocas de cariño, sino, lo que es aún más triste, encontrose, sin pensarlo, sirviendo de blanco a las chufletas e invectivas de los mozalbetes de la nueva generación. Fue el hazmerreír de estos procaces jóvenes.

¿Está usted seguro de que siempre ha expresado con franqueza su opinión? El dudarlo es una ofensa. ¿También cuando afirmaba usted que yo era el primer poeta español no sólo de los tiempos modernos, sino también de los antiguos? Entonces lo creía. Usted lo creía: yo no.

Hubo momentos en que pensó abandonar el jardín, marchando al Maestrazgo o a las provincias del Norte en busca de los leales que defendían los derechos de Carlos V y la vuelta a los antiguos tiempos.

Palabra del Dia

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