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Actualizado: 21 de mayo de 2025


En este tiempo vino a don Diego una carta de su padre, en cuyo pliego venía otra de un tío mío llamado Alonso Ramplón, hombre allegado a toda virtud y muy conocido en Segovia por lo que era allegado a la justicia, pues cuantas allí se habían hecho de cuarenta años a esta parte, han pasado por sus manos.

Lo que había considerado bien D. Acisclo, como prudente capitán, era lo colosal y comprometido de su empeño; y a fin de salir airoso, había tomado las convenientes precauciones, acumulado medios, buscado alianzas y allegado fuerzas y recursos de toda laya.

Soy el mensajero a ti, de parte de Dios, dijo el ángel, vengo a anunciarte un hijo bendecido. ¿De dónde podrá venirme este hijo, respondió la virgen, que nunca se ha allegado a ningún hombre, ni he sido mala?... Tu hijo será el milagro y la dicha del universo

Habláronse los dos en germanía, de lo cual resultó darme un abrazo y ofrecérseme. Hablamos un rato, y sacó un guante con diez y seis reales, y una carta, con la cual, diciendo que era licencia para pedir para una pobre, los había allegado. Vació el guante y sacó otro y doblólos a usanza de médico.

En cambio requería a menudo la luenga espada que pendía del talabarte, autorizando así la minúscula persona, que no semejaba más que cusibel allegado a senda pértiga.

Qué decepción y quizás también qué indignación se manifestó al saber que Silas Marner, interrogado por el squire y el pastor, había respondido que no había conservado ningún recuerdo del buhonero, salvo que éste se había allegado a su choza, pero sin entrar en ella. Se había alejado inmediatamente, cuando Silas, entreabriendo la puerta, le dijo que no necesitaba nada.

En este tiempo vino a don Diego una carta de su padre, en cuyo pliego venía otra de un tío mío llamado Alonso Ramplón, hombre allegado a toda virtud y muy conocido en Segovia por lo que era allegado a la justicia, pues cuantas allí se habían hecho de cuatro años a esta parte han pasado por sus manos. Verdugo era, si va a decir la verdad; pero un águila en el oficio.

Para remediarse, porque ella había allegado bastante dinero con un gran corral de gallinas, y más aún con su habilidad para aviar pollos. Aunque iba a la chita callando y no gastaba pito, la llamaban la gabacha. ¡Qué tacto en aquellos dedos verdugos!

Palabra del Dia

atormentada

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