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Actualizado: 6 de junio de 2025
Resolvió, allí mismo, marcharse a Cartagena, por ver si encontraba todavía al capitán Antonio de Quiñones, ¡Quién sabe si no topaban al poco tiempo con alguna flota turquesca! Estaba dispuesto a errar sin descanso por el mundo, hasta llevar al cabo alguna empresa que hiciera resonar su nombre entre las gentes. Ya nada le ataba el albedrío.
Levantaron, pues, el rancho, y diéronle a Andrés una pollina en que fuese; pero él no la quiso, sino irse a pie, sirviendo de lacayo a Preciosa, que sobre otra iba, ella contentísima de ver cómo triunfaba de su gallardo escudero, y él ni más ni menos, de ver junto a sí a la que había hecho señora de su albedrío.
Al leer las obras de algunos filósofos modernos que tratan de este punto, parece que se proponen allanar el camino para sostener luego que la razon individual no es mas que un fenómeno de la razon universal y absoluta; y que las inspiraciones, y en general todos los fenómenos espontáneos independientes de nuestro libre albedrío, son indicios de que la razon absoluta se aparece á sí misma en la razon humana; que lo que llamamos nuestro yo, es una modificacion del ser absoluto; y que la personalidad de nuestros seres no es mas que una fase de la razon absoluta é impersonal.
Es cierto que hay en nuestra alma ciertos fenómenos independientes del libre albedrío; pero tambien es indudable que la presencia de ellos es á veces inesperada y repentina, porque nos son desconocidas las condiciones de organizacion con las cuales se encuentra ligada.
Estará á la verdad en su albedrio algunas veces ponerse delante del jardin ó del arbol; mas ya puesto y aplicado á mirarlos, no puede evitar el verlos.
Esta combinacion á veces se ejerce de una manera completamente ciega; en cuyo caso solo resultan productos extravagantes; pero otras veces la actividad, sometida á ciertas condiciones independientemente del libre albedrío, produce objetos artísticos bellos ó sublimes.
Dios ha criado al hombre dotándole de razon y de libertad de albedrío; pero sujeto á ciertas leyes, que no le fuerzan, mas le obligan: hé aquí el órden moral, y el objeto de la filosofía moral. El hombre en sociedad ha dado origen á una serie de hechos y acontecimientos: hé aquí el órden social. Su estudio podria llamarse filosofía social, ó si se quiere filosofía de la historia.
Que llevarle desesperado a prenderse de un tronco, echarse de él y matarse; cuanto va del alma al cuerpo y cuanto es más absoluto el dominio del albedrío humano sobre las potencias del alma, que sobre las operaciones del cuerpo.
Soledades divinas, alma del albedrío: alamedas, fresnedas y cañadas, fuentes que estais vecinas con la region del frio. . . . Vegas nunca agostadas: sotos nunca perdidos: valles siempre floridos: campañas siempre hermosas: azucenas y rosas, de este campo alegría, ya vuelvo á vuestra santa compañía.
Nada mas cierto que el desarrollo de ciertas facultades activas, independientemente de nuestro libre albedrío: ¿qué cosa mas activa que las pasiones vehementes? y sin embargo, muchas veces nos es imposible dejar de sentirlas; y es necesario todo el imperio de la voluntad libre, para que no traspasen los límites de la razon.
Palabra del Dia
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