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Actualizado: 28 de mayo de 2025
Esta vista les acrecentó el asombro y veneración, y más hallándole entero, fresco é incorrupto, sin despedir mal olor, que parecía cosa más que natural, habiendo pasado tanto tiempo de soles ardientísimos, y por otra parte, la humedad del lugar, que como dije, era un pantano; fuera de que los cuerpos de sus compañeros estaban ya corrompidos.
Las últimas palabras ofendieron al marqués; pero Elena, dándose cuenta de esto, cambió rápidamente de actitud, aproximándose á él para poner las manos en sus hombros. ¿Por qué no le escribes á la vieja?... Tal vez pueda enviarnos ese dinero vendiendo alguna antigualla de tu caserón paternal. El tono irrespetuoso de tales palabras acrecentó el mal humor del marido.
¿Quién es ese goven? preguntó a Diógenes. ¿Goven?... ¡Polaina!... Dos años me lleva a mí, y tengo sesenta y tres; conque ajuste usted la cuenta. Estiróse la cara de pasmo perpetuo de sir Roberto, y Diógenes acrecentó su asombro, añadiendo muy serio: Ahí, donde lo ve usted, lleva en el cuerpo treinta y dos cosas postizas. ¡Oh, señor de Diógenes! Usted estar un andaluz muy crecido...
Y devorábamos el espacio alegremente. Tenía entonces momentos de alegría juvenil, entusiasmos, ideas caprichosas, efusiones de sentimientos que encantaban mi joven corazón, y de los que habría querido llevar alguna parte, á mi pobre madre olvidada en su triste rincón. Entonces comencé á amar á mi padre, y mi ternura hacia él se acrecentó hasta una verdadera admiración, cuando pude verle en todas las solemnidades de la vida mundana, cazas, carreras, bailes y comidas, manifestar las cualidades simpáticas de su brillante naturaleza. Diestro jinete, conversador deslumbrante, excelente jugador, corazón intrépido y mano abierta, yo le miraba como un tipo acabado de la gracia viril y de la nobleza caballeresca.
Y como en los países protestantes disminuyó primero el gobierno eclesiástico por la secesión con el papado y la supresión de los milagros, la confesión, la comunión, las indulgencias y el óbolo de San Pedro, fue en ellos donde primero se acrecentó por la fe en la ayuda propia que sustituyó a la fe en el auxilio milagroso de los santos, la capacidad del individuo y la correlativa prosperidad de las naciones.
Acrecentó la victoria el detenerse los Masagetas en poner en los caballos á sus mujeres, é hijos para huir, porque si de solo sus personas cuidaran, pocos se dejaran de librar huyendo; pero el amor natural poderoso aun entre los bárbaros á despreciar la muerte, les detuvo para mayor daño suyo.
Palabra del Dia
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