Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 9 de mayo de 2025
Podía dar nuevas seguras y anticipadas de sus cóleras, de sus desmayos, de sus sonrisas, de sus más profundas palpitaciones. El monstruo le abría su seno líquido, como a un confidente leal: le decía cuánto se aburría en su prisión de granito, y qué ganas le acometían a veces, presenciando las infamias de los hombres, de precipitarse sobre la tierra, y barrer de una vez este asqueroso hormiguero.
¡Viva España, Fernando VII y la Virgen de la Fuensanta! Ya nadie pensaba en tener miedo; muy lejos de esto, todos los de mi fila rabiábamos por no estar en las de vanguardia, en aquellas filas dichosas que acometían a sablazos a los franceses de a pie, ya pronunciados en completa dispersión.
Le confesaba, le hacía narrar y describir cien veces sus sentimientos, sus recuerdos, sus propósitos y sus esperanzas. A veces le acometían dudas sobre aquel extraño amor. ¿Pero de veras estás enamorado? ¿No consideras que soy una vieja?... ¿que puedo ser tu madre? Raimundo respondía siempre con alguna caricia apasionada, con una húmeda mirada donde se leía el infinito de su pasión.
Al oírla exclamar con frecuencia entre apasionada y mimosa: «¡Pepe mío, cuánto te quiero!» le acometían impulsos de revelarla aquello que él ocultaba como una infamia; pero luego, contemplándola vestida con todos los primores del lujo, retiraba las manos o se las examinaba al descuido, temeroso, como su hermana, de hallar impresa en ellas la sucia mancha del trabajo.
El populacho, no obstante, pasado su primer asombro, arremetió contra Miguel de Zuheros y Tiburcio, yendo algunos de los que acometían armados de garrotes y de puñales.
Le parecía que su ser trasmigraba súbito al de un ángel, que en su espíritu se cumplía un misterio inefable y augusto. Le acometían impulsos de reír y llorar al mismo tiempo. Se hallaba en la situación de un desterrado a quien restituyen de repente al seno de su patria y su familia. Necesitaba hacer esfuerzos sobre sí mismo para no brincar, para no gritar y reír como un oxigenado.
Los «pingüinos», a su vez, enviaban una diputación de matronas al territorio hostil, y su presencia parecía excitar la laboriosidad de las visitadas, que acometían con nuevos bríos sus labores de gancho y de bordado, siguiendo la conversación sin levantar cabeza del trabajo.
Decian unos que los Griegos oprimidos de la gente militar se habrian conjurado, y tomado las armas para alcanzar su libertad; otros que atravesando aquel angosto espacio de mar los Turcos, acometian sin duda á nuestros cuarteles; pero en esta variedad de discursos jamás pudieron atinar la verdad de caso tan inhumano.
Allá por dentro, la cólera le carcomía las entrañas, se le mezclaba a la sangre. ¡Cuánto trabajo le costaba reprimir los ciegos ímpetus de ira que a cada paso le acometían! Dos de sus amigos comentaban la sesión, mientras él, silencioso, lívido, con sus eternas ojeras más pronunciadas aún, revolvía el líquido con una cucharilla.
Decía esto con tanto brío y denuedo, que infundió un terrible temor en los que le acometían; y, así por esto como por las persuasiones del ventero, le dejaron de tirar, y él dejó retirar a los heridos y tornó a la vela de sus armas con la misma quietud y sosiego que primero.
Palabra del Dia
Otros Mirando