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La muerte de aquel hombre divulgada en seguida por la ciudad; la policía echándome mano, la consternación de mi yerno, los desmayos de mi hija, los gritos de mi nietecita; luego la cárcel, el proceso arrastrándose perezosamente al través de los meses y acaso de los años; la dificultad de probar que había sido en defensa propia; la acusación del fiscal llamándome asesino, como siempre acaece en estos casos; la defensa de mi abogado alegando mis honrados antecedentes; luego la sentencia de la Sala absolviéndome quizá... quizá condenándome á presidio.

En las aldeas acaece a menudo que no son las más próximas y asequibles las romerías animadas; quizá por el deseo que nos arrastra a todos a vencer dificultades, aunque sea para divertirnos. Celesto vino a proponerle el sábado por la tarde la excursión a ella; se la pintó con tan hermosos colores que, aun a riesgo de fatigarse, consintió en ir, con tal que la vuelta no fuese de noche.

En este sitio acaece, en lo que no hay duda, que los españoles ponen una espada con zapatos; los indios la quitan, y ponen un machete. Los españoles ponen una cruz; vienen los indios quitan la cruz, y ponen una lanza, toda de palo.

Los otros dos caminos es asunto que merece mayor atencion en el dia, porque no tenemos conocimiento fisico de ellos, lo que no acaece con el de Choelechel: solo hablamos por informes y noticias de los indios, y se necesita un descubrimiento formal de estos parages para tirar las líneas de su seguridad.

Pero al instante se le ofreció a la mente la imagen de Venturita, y pensó que le sería imposible vivir al lado de ella, sin padecer horribles tormentos. Entonces, como acaece casi siempre en estas luchas, vino el período de las transacciones. «Nada, lo mejor se dijo es huir, marcharse otra vez a Francia o Inglaterra, y no casarse con una ni con otra. De este modo no hay traición.

Contra lo que acaece generalmente, estas mujeres que no pudieron hallar marido tenían la manía de casar a todo el mundo. El número de matrimonios que salieron acordados de aquella salita es incalculable.

Leemos á Longo, á Teócrito, á Apuleyo y nos asombra el observar que la vida de aquellos tiempos fuese tan semejante á la nuestra. Tomamos una novela ó un drama indios, y acaece lo mismo.