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Antes sólo había trabajo en España para una media docena de escultores. Ahora trabajamos constantemente cerca de un centenar. Yo me acordé entonces del Sr. Salaverría y de sus imprecaciones contra el pesimismo. Indudablemente me dije el Sr. Salaverría tiene razón.

Salaverría, al creerse aludido por , es el que yo le atribuya un concepto desdeñoso hacia la hache británica. «Yo ignoro muchas cosas dice . Sin embargo, conozco la importancia que tiene la hache para los inglesesPues bien, Sr. Salaverría, todo ha sido una broma. La hache no tiene para los ingleses importancia ninguna.

El hombre que verdaderamente le ha dado importancia a la hache ha sido usted. Por ella, Sr. Salaverría, no ha vacilado usted en arremeter contra un viejo amigo como yo, llegando hasta a decirme que involucro. ¡Oh hache!... Tienes nombre de mujer... Por si a algún lector le interesa, reproducimos el artículo que ha dado origen a la nota anterior.

Salaverría, no he dado ninguna de sus señas personales ni he reproducido ningún párrafo suyo. Y si el Sr. Salaverría no hubiese dicho que los españoles habíamos adoptado la costumbre inglesa de ponerle una hache al te, ¿para qué iba a decir ahora que no lo había dicho? Al decir que no lo ha dicho, el Sr. Salaverría dice que lo ha dicho.

«Un distinguido escritor decía yo en El Sol se queja de que los españoles hayamos adoptado la costumbre inglesa de ponerle una hache al te.» A esto contesta el Sr. Salaverría afirmando que yo miento, porque él no ha dicho nunca que los españoles hubiésemos adoptado semejante costumbre. Y he aquí por dónde vengo a enterarme de que el Sr. Salaverría lo ha dicho. Yo no he nombrado al Sr.

Y si, diciendo que lo ha dicho, resulta que no lo ha dicho, entonces es el Sr. Salaverría quien falta a la verdad, cometiendo así una acción tan indigna de él como de , porque el Sr. Salaverría también es inteligente y también es chistoso. Lo que más le ha molestado al Sr.