United States or Western Sahara ? Vote for the TOP Country of the Week !


El primer día, después de una comida excelente, nos dijo: "Esta noche hay ópera: se canta Otello, por Jenny Hawkins, que hace de Desdémona, y el gran tenor italiano Novelli, en el personaje del moro. Iremos, si queréis, á oirlos en mi palco. Si os aburrís, volveremos á casa ó nos iremos al círculo Californiense; como queráis."

Se produjo un profundo silencio, el pianista preludió y Jenny Hawkins, como para acentuar el desafío lanzado á Tragomer, cantó el Ave María de Otello, que el joven había oído en San Francisco, en aquella velada memorable. La cantante detalló deliciosamente las angustias y las súplicas de Desdémona. Su pura y hermosa voz parecía haber ganado en flexibilidad y en extensión.

El gran tenor y sus triunfos figuraban en todas las conversaciones, y al fin, el pobre muchacho cayó en la tentación, no de oír el Otello de Verdi, sino de ver el bicho raro que abriendo la boca se tragaba cinco mil francos de una sentada.

Sorege abrió los ojos por completo, mostró su mirada azul de una claridad poco tranquilizadora y se echó francamente á reír. ¿Y , te has divertido en tu viaje? No parecía que te divertías mucho en San Francisco, en el magnífico palco en que oías Otello... Entonces fué Tragomer el que perdió pie. No sólo no se ocultaba Sorege sino que salía al encuentro de las explicaciones. ¿Me viste, acaso?

Al acercarse a su mujer se le ocurrió recordar al moro de Venecia, de cuya historia sabía por la ópera de Rossini; , él era Otello y su mujer Desdémona... sólo que al revés, es decir, él venía a ser un Desdémono y su esposa podía muy bien ser una Otela, que genio para ello no le faltaba. Lo principal, por lo pronto, era averiguar si dormía.