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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Todavía continuó llenando cuartillas un rato, hasta que, yertos los pies y ardorosa la frente, recogió los papeles y los guardó en uno de los volúmenes.
Si encontraba poetas por las calles, Me ponia á pensar, si eran de aquellos Huidos, y pasaba sin hablalles. Ponianseme yertos los cabellos De temor no encontrase algun poeta, De tantos que no pude conocellos; Que con puñal buido, ó con secreta Almarada me hiciese un abugero Que fuese al corazon por via reta.
Neluco, despeado y lacio; y los dos empapados en agua de pies a cabeza, yertos, amoratados de frío... Invadiéronme de nuevo los sobresaltos y las inquietudes, y les pregunté con un miedo horrible a las respuestas: ¿Y don Sabas? Bueno me respondió Neluco con voz empañada. ¿Y Pito Salces? También. ¿Y Pepazos?
"En fin, aquella noche llegamos a la ribera, de la cual no salimos hasta otro día por la mañana, que la vimos coronada de infinito número de gente, que a ver la presa de los helados y yertos habían venido.
Cuando más adelante libra á Alfonso de grave peligro de muerte, se lisonjea de haber conseguido la realización de su más ardiente deseo: logra una sortija que ha de servirle de señal para rescatar al conde de Saldaña; apresúrase á encaminarse con ella á la cárcel; estrecha entre sus brazos á su padre, á quien deseaba conocer tanto tiempo hacía, y lo besa con ardor; pero permanece en la más absoluta inmovilidad, sin responder á sus apasionadas caricias, y sus miembros parecen yertos é inflexibles.
Señales ciertas de dolores ciertos Se me han representado en el camino, Y los canos cabellos tengo yertos. Si acaso yo no soy mal adevino, Nunca con bien saldremos desta impresa. Ay desdichado pueblo Numantino! Hagamos nuestro oficio con la priesa Que nos incitan los agueros tristes.
Pecado no dijo ni oyó más; sacó de la cintura una navajilla, cortaplumas o cosa parecida, un pedazo de acero que hasta entonces había sido juguete, y con él atacó a Zarapicos. Del golpe, el infeliz chiquillo cayó seco. ¡Hombres ya! Silencio terrorífico. Los muchachos todos se quedaron yertos de miedo. Al principio no comprendían la realidad abominable del hecho.
Vírgenes puras, como el sol hermosas, Que os coronais con perfumadas rosas La frente virginal; Cubrid con ellas los sepulcros yertos De los valientes por la patria muertos Que duermen sobre almohada terrenal.
Palabra del Dia
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