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Y no es que intente echarle en cara el no haberme ayudado. ¡Ave María! Usted no pagó su parte porque no pudo... pero yo me voy. Meteré los libros en cualquier sitio: me los guardará ese señor sacerdote que usted ha visto algunas veces. Viviré con el pobrecito zapatero; él y su familia desean tenerme con ellos; cuidarme un poco, que bien lo necesito.

»Ni el asesinato ni el duelo eran posibles. Otro hombre que no fuese yo se separaría para siempre de su mujer. No había partido más conforme a la razón. Yo, sin embargo, no podía seguirle. Yo no viviré lejos de ella. Es horrible, es estúpido, es monstruoso, pero yo la amo; seguiré amándola siempre.

Empezó a oír en su interior, repetida como un estribillo, la dulce frase murmurada por Julio, pocos días antes, junto a la iglesia de Nueva Pompeya: "Si a usted la pierdo, viviré sin vivir". Pero esta frase no llegaba todavía a conmoverla.

Como para entonces no viviré yo, y como en el estado presente del mundo estoy ya harto de la vida práctica, he resuelto refugiarme en la contemplación; y á fin de gozar del espectáculo de las cosas humanas, mezclándome en ellas lo menos posible, voy á tomar asiento, como espectador desapasionado, en la propia Villabermeja.

No me engañes... ¿Viviré con tus niños, seré entre ellos la niña mayor... seré tu mujer? , si. MARQU

puedes equivocarte. ¿Si a pesar de tus valientes esfuerzos, nuestra casa no se levantase?... Piense usted primero en María Teresa, en ella sola; poco importa lo demás. Se trata de ella, no se ocupe usted de : yo no necesito de nada. Con tal que yo trabaje hasta mi último día y que usted me guarde un sitio a su lado, viviré resignado, si no feliz...

No! me decía el alma. ! me decia la carne! Entonces me acordé de Rodin, aquel terrible personaje del Judío Errante, que luchando con el cólera, casi en las agonías de la muerte, y sin mas poder que el de la voluntad, exclamaba: «Quiero vivir, y viviré porque lo quieroYo habia hecho desde antes de embarcarme el propósito de resistir á todo trance al mareo, contando con el vigor de mi organización física: Pero al ver que esta sucumbía, me dije con resolución: «No! no! quiero que mi alma domine con su fuerza la debilidad de mi cuerpo

Muriendo viviré con adoraros, etc. Pero ya ella ha enterado á su querido Lope, á cuyas manos, como al secretario del Rey, llegan todas las cartas, dirigidas á éste, que esas cartas son sólo para él, y que, suprimiendo las tres primeras sílabas de cada verso, averiguará el verdadero sentido de la escritura.

Mil veces se maldijo el desdichado, Por ver que fué la causa de la muerte De Liropeya, andando tan penado, Que mal siempre decia de su suerte. "¡Ay triste! por saber que fuí culpado De un caso tan extraño, triste y fuerte, Tendrè, hasta morir, pavor y espanto, Y siempre viviré en amargo llanto."