United States or Egypt ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y como a nada me cuesta dar gusto, me mostré asombrado. «Pero señora, ese hombre es Leonardo: el gran Leonardo de Vinci». Y mis palabras han tenido un éxito loco, pues cuando el doctor Zurita y otros argentinos socarrones se burlan del abate y dicen que es un vivo que va a Buenos Aires en busca de plata, las damas de su familia se indignan y me sacan a colación como argumento decisivo: «Es Leonardo, el que pintó La Cena: Leonardo de Vinci.

Ciérrase este camarin con una puerta de talla dorada; á sus lados hay dos altares, en que se ven pinturas al fresco representando á dos profetas; en las naves laterales hay tambien altares; las paredes estan todas cubiertas de pinturas al fresco de los mártires de Córdoba, costeadas por el obispo Pazos y ejecutadas por el italiano César Arbasi, pintor de la escuela de Leonardo de Vinci . La puerta principal de esta capilla es una verja de hierro muy bien trabajada por Fernando de Valencia: en su parte superior campean las armas del obispo D. Fr.

A un extremo el Duomo; al otro el monumento a Leonardo de Vinci, y el teatro famoso de la Scala: y en los cuatro brazos de la Galería, un continuo movimiento de gente, un incesante ir y venir de grupos que se confunden y se separan, de manos que se estrechan, de gritos que expresan la sorpresa del reconocimiento; cuádruple avalancha que afluye al centro de la cruz, a la replaza donde el café Biffi, conocido en todos los teatros del mundo, extiende sus filas de veladores de mármol.

Estaba acabándola cuando murió, y el pueblo romano llevó la pintura al Panteón, el día de los funerales. Hay quien piensa que La Transfiguración de Rafael, incompleta como está, es el cuadro más bello del mundo. Leonardo de Vinci sobresalió desde la niñez en las matemáticas, la música y el dibujo.

La escuela italiana, poderosamente espléndida, luce tambien en el Louvre con toda su pompa: en el salon cuadrado, el mas rico de todos, se leen al pié de lienzos sin rival, las ilustres rúbricas de Rafael, Ticiano, Rubens, Pablo Verones, Tintoreto, Leonardo de Vinci, y Murillo, que en medio de aquellos hijos del genio, proclama con dos inmortales Vírgenes la pujanza de la escuela española, que tambien brilla con todo su valiente esplendor en los salones del Louvre.