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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Si damos que el agua corre con velocidad igual á 3, su movimiento hácia arriba solo se nos presentará igual á 5-3=2. Mas esto no es verdad: con la vista sola, podríamos llegar á distinguir entre el movimiento del ojo y el del objeto; y si bien en algunos casos no alcanzaríamos á ello, lo propio se verifica con el tacto.
Con lo cual, aunque supongamos que el sujeto que ve, está destituido enteramente del sentido del tacto, y que así no puede percibir el movimiento propio, no obstante tendrá lo suficiente para formarse con solas las impresiones de la vista, las ideas que constituyen la del volúmen.
Por el tacto conoceria los cuerpos esféricos: pero como ignoraba la impresion que una esfera hacia en el ojo, claro es que al presentarle una bola que hubiese manoseado mil veces, no podia ni siquiera sospechar que el objeto visto fuera el mismo objeto tocado. Esto me conduce á otra observacion que considero muy importante. Aclararé esta observacion.
El propio es el que se ofrece inmediatamente al sentido, y no es percibido sino por uno solo: el color, el sonido, el olor, y el sabor. El comun, es el que es percibido por varios sentidos, como la figura, la cual es objeto de la vista y del tacto.
Las impresiones que recibimos por la vista y el tacto, aun limitándonos á un solo objeto, son múltiplas y por tanto corresponden á muchos objetos; son continuas y por lo mismo corresponden á objetos continuos. Aclararé algo mas esta razon.
Si como llevo demostrado, la vista de un punto externo me basta para convencerme de su existencia, la de muchos me bastará para estar seguro de la de muchos; y la continuidad de la impresion me cerciora tambien de la continuidad de los puntos imprimentes. Si toco un objeto visto, el tacto me confirma el testimonio en la parte que á él le corresponde, es decir la multiplicidad y la continuidad.
Era un rincón obscuro, polvoroso, lleno de cachivaches, antes apreciables al tacto que a la vista, objetos de cartón, de cuero, de metal, algo como mochilas, bayonetas, cartucheras, trozos de arreos militares, desechados por inútiles en la liquidación de un bazar de juguetes. El Majito miró y se estuvo quieto, atento. Sus ratoniles ojos veían en la obscuridad aquel montón de cosas.
Con exquisito tacto los repasaba, los desdoblaba, los volvía a doblar cuidadosamente, diciendo: «Este es el de quinientos, éstos dos de cuatro mil... etcétera». Conocíalos por el orden en que estaban colocados... Luego ponía todo en su sitio con respetuosa pausa, guardaba el arca, y echando la llave, depositaba esta en el bolsillo izquierdo de su chaleco.
Se replicará tal vez que estos ejemplos se refieren á diferentes sentidos, y que producen sensaciones de diversa especie: pero esto no altera nada: porque, si el ser que siente infiere la existencia de los objetos de la coincidencia de las varias sensaciones, queda destruida la supremacía del tacto que es lo que nos proponíamos demostrar.
Aun mas, hasta de la sensacion del tacto podemos prescindir, pues será fácil suponer que no percibimos ninguna impresion por este sentido; las de color ó frio, blandura ó dureza, cuyas causas quedarian en los cuerpos, podemos sustituirlas unas con otras y aun hacerlas desaparecer, sin que por eso creyésemos que el universo dejaba de existir. Hagamos desaparecer la extension.
Palabra del Dia
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