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Mientras tanto, si algún diablo cojuelo hubiese levantado el techo del boudoir de la condesa de Albornoz, hubiérase descubierto una extraña escena: hallábase este alumbrado por una gran lámpara, sostenida por un negro desnudo, de tamaño natural, admirablemente tallado en ébano, y Currita, sentada ante un pequeño secrétaire muy bajo, parecía completamente absorta en un singular estudio caligráfico, mientras vagaba por sus labios una finísima sonrisa, semejante, no en lo terrible, pero en la solapada y astuta, a la que puso el genio de Liezen-Mayer en los labios de Isabel de Inglaterra, al representarla en el acto de firmar la sentencia de muerte de su prima María Stuard.

Elvira le dió un apretón de manos á la inglesa, y Miss Old-Cheese le hizo una ceremoniosa cortesía á lo reina Ana Stuard, y le enfiló su lorgnon de concha hasta que le perdió de vista.

Parecía muy natural que la llamasen a ella Ofelia, María Stuard y Ángel de la guillotina; reíase allá en sus adentros de ver transformado a su marido en león enfermo y pundonoroso caballero, y dejábalo correr todo junto, porque sabía muy bien que nadie sube hoy al templo de la fama sin alas hechas de recortes de periódicos.

Fernandito no leyó más: con la boca y los ojos muy abiertos quedóse largo tiempo suspenso, hasta que, levantándose de repente y entrando en su cuarto de vestir, cogió un bastón con puño de plata, una delgada caña de bambú nudosa y flexible que cortaba el aire con silbidos de culebra al esgrimirla con gran furia Villamelón, dirigiéndose presuroso y descompuesto a las habitaciones de la espiritual Currita, de la vaporosa Ofelia, de la sentimental María Stuard, a quien amenazaba, sin duda, en vez del poético lago o del dramático tajo, un trancazo soberano, una paliza descomunal.

No han adelantado más posteriormente otros sabios en dar estas definiciones. Stuard Mill desiste de definir lo que es riqueza, y dice que basta que en la práctica lo entendamos, con lo cual sigue adelante. Bastiat se enreda en sus Armonías con otros economistas rivales, y trata de probarles que son unos ignorantes o unos necios que desconocen lo que es el valor.