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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Charlamos; es decir, nos dirigimos uno al otro frases a medias palabras al uso campesino, esas interjecciones casi indias, breves y rápidas como las postrimeras chispas de los consumidos sarmientos. Al fin, pónese de pie el guarda, enciende la linterna, y piérdese su paso perezoso en la calma y obscuridad de la noche silenciosa...

El mal se había concentrado en un ojo, y sobre todo en el párpado, que no podía levantarse sino a medias; de lo que resultaba que la pupila, medio apagada, daba a toda la fisonomía cierto aspecto poco inteligente y vivo, contrastando notablemente el ojo entornado con su compañero, del cual salían llamas, como de una hoguera de sarmientos, al menor motivo de escándalo, y en verdad que los solía encontrar con harta frecuencia.

¡Ya lo sabía yo! dijo entre dientes y mascando una imprecación Miranda. Su madre se ha muerto.... Bien lo has oído hoy. Es altamente indecoroso, altamente ridículo pronunció Miranda, cuya voz crepitaba como los sarmientos al arder , que una señora escriba así, sin más ni más, a un hombre.... Al señor de Artegui le debo obligaciones y favores dijo Lucía que me obligaban a interesarme en sus penas.

Y sinembargo, la Mancha es un país asombrosamente fértil en la produccion de trigos y vinos, que cuando está cubierto de mieses y sarmientos tiene una hermosura suntuosamente triste. ¿Por qué no hay allí ni un solo árbol, ni casas, ni jardines, ni otra cosa que inmensos prados ó trigales solitarios? Porque no hay agua, dicen los optimistas, que creen que lo que no se hace es porque no se puede.

Véome envuelto, rozado, confundido dentro de ese torbellino de vellones rizados, de balidos; una verdadera marejada, en que parece que los pastores son arrastrados con su sombra por olas que saltan... Detrás de los rebaños percíbense pasos conocidos, voces alegres. La cabaña está llena, animada, ruidosa. Chisporrotean, al arder, los sarmientos formando llama.

Habiendo gran escasez de vino, a punto tal que en 1555 se vendía la arroba en quinientos pesos, Francisco Carabantes trajo de las Canarias los primeros sarmientos de uva negra que se plantaron en el Perú. Los borrachos bendicen siempre al padre Noé, que plantó las viñas, y no tienen una palabra de gratitud para Carabantes, que fué el Noé de nuestra Patria.

Pero más de una vez también, la serie de nuestras aventuras ha terminado con un imprevisto remojón y el desgraciado náufrago, repentinamente calmado de su loca alegría, ha tenido que retirarse cabizbajo á la choza inmediata del campesino para enjuenjuagarse ropas en la hoguera de sarmientos.

Palabra del Dia

hociquea

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