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Actualizado: 31 de agosto de 2025
Ahora, otros hombres de mar disfrutaban de tal honor, y él, viejo y cegato, aguardaba entre el público de la procesión para lanzarse sobre la enorme reliquia, pasando sus ropas por la madera. Todo cuanto llevaba encima estaba santificado por dicho contacto.
6 También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo modo los diezmos de las vacas y de las ovejas; y trajeron los diezmos de lo santificado, de las cosas que habían prometido al SE
Ya se que afirmas que no sabes cómo el ciego impulso de mis potros domo; pero perdona si a mi vez te arguyo. Que este mi amor es impetuosa fiera que sólo una mujer domar pudiera con un mirar celeste como el tuyo. Antes de abandonarte, ciudad maravillosa, que ungiste de alegrías mi peregrinación, quiero dejar prendida en tu escudo una rosa, que yo he santificado ante el altar de Otón.
Y el que es justo, sea todavía justificado; y el santo sea santificado todavía. 12 Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón está conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra. 13 YO SOY el Alfa y la Omega, principio y fin, el primero y el postrero. 15 Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, y los disolutos, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira.
De la tenebrosa noche, de donde surgen todas las cosas, observamos á la humanidad, formando naciones que florecen y se marchitan, siguiendo siempre esa estrella, que sirvió de guía á los sabios del Oriente para llegar en peregrinación al lugar santificado por las profecías, y más adelante, alumbrándoles ya el resplandor de la redención y de la reconciliación con Dios, las generaciones aún no nacidas que han de aparecer en lo porvenir.
El amor santificado de tal suerte es mil veces más hermoso y proporciona al corazón goces más puros y elevados. ¿Por qué no habíamos de seguir hasta donde nos fuese posible las huellas de estos esposos, dechado de abnegación y de ternura tanto como de pureza y fidelidad? ¿Por qué no habías de imitar tú, amado Ricardo, la virtud severa del joven duque de Turingia, la nobleza y dignidad de todos sus actos, la inocencia y la modestia de su alma, jamás desmentida, y que en nada se oponían al valor y fortaleza de que siempre dio relevantes pruebas?
Palabra del Dia
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